"La primera ley de la historia es no atreverse a mentir, la segunda, no temer decir la verdad" Su Santidad Leon XIII

sábado, 23 de julio de 2011

SECRETOS DE LA INDUSTRIA DE LAS PARTES DE LOS BEBÉS ABORTADOS

Por Celeste Mcgovern

Fetos abortados están siendo diseccionados vivos, almacenados y vendidos en piezas para alimentar una vasta empresa de investigación.

El doctor entró en el laboratorio y colocó un perol de acero en la mesa. "Aquí tiene unos buenos ejemplares", dijo. "Gemelos." La ayudante miró a un par de fetos perfectamente formados, de unas veinticuatro semanas, que se movían y boqueaban en busca de aire. Excepto por unos pocos cortes de las tenazas quirúrgicas que les había extraído, parecían intactos. "Hay algo equivocado aquí," tartamudeó la ayudante. "Se están moviendo. Yo no hago esto. No está en mi contrato." Ella vio al doctor tomar una botella de agua esterilizada y llenar el perol hasta que el agua cubrió las bocas y narices de los bebés. Entonces ella abandonó la habitación. "Yo no quería mirar a aquellos fetos moviéndose," recuerda. "Fue entonces cuando decidí que aquello no estaba bien."

La ayudante de laboratorio utiliza el pseudónimo "Kelly". Da la espalda a la cámara, lleva una peluca, y su voz está electrónicamente modificada pues dice que teme por su vida. Hasta hace unos pocos meses, Kelly trabajaba para una empresa de Maryland llamada "Anatomic Gift Foundation". Su trabajo consistía en conseguir tejidos de fetos para la investigación. Ella trabajó en una clínica de planificación familiar que era también miembro de la "National Abortion Federation". Su entrevista apareció en el número de Mayo de 1999 del vídeo-magacín "Life Talk", el primero de una serie mensual de videos realizada por "Life Dynamics Inc.", un grupo Pro-vida establecido en Denton, Texas, que admite tener espías trabajando en clínicas abortivas para descubrir sus secretos más estrechamente guardados.

Esta semana el grupo está publicando las evidencias documentales que ha reunido desde que Kelly se les acercó casi dos años antes. "Life Dynamics" tiene docenas de notas de pedidos de investigadores, solicitando partes fetales, listas de precios para órganos y tejidos fetales, y formularios de consentimiento de donación para mujeres que van a abortar. Todo ello facilita un horrible vislumbre de un vasto tráfico de tejidos humanos de bebés que son abortados, y algunas veces diseccionados en vivo, para saciar la fulminante y multimillonaria industria biotecnológica.

El tráfico en tejidos se extiende por todo el mundo dentro de respetados y autorizados laboratorios. La investigación misma es usualmente para laudables fines, desde ayudar a los niños prenatales a sobrevivir hasta curar la enfermedad de Parkinson. Pero el tráfico, de miles de millones, provoca muchas preguntas de carácter ético: ¿Algunos seres humanos están siendo matados para beneficiar a otros? ¿Están siendo explotadas las mujeres para sostener los bancos de tejidos? Quién se está beneficiando de este tráfico? ¿Y cuáles son las implicaciones sociales de su existencia?

Materia una vez de la barata ciencia-ficción, los clones humanos, las matrices artificiales y los cruces de las especies humana y animal son ahora serias posibilidades. La procreación asexuada es ya una realidad con la fertilización in vitro. La reproducción selectiva de seres humanos es habitual gracias a la selección de embriones y las "interrupciones genéticas". Y los trasplantes de células cerebrales en seres humanos tiene financiación gubernamental. Todos estos empeños cuentan con los fetos abortados.
Los científicos han usado tejido fetal en la investigación al menos desde los años treinta, dice la investigadora de Pittsburgh Suzanne Rini, autora en 1993 del libro "Más allá del aborto: Una crónica de la experimentación fetal". Hace treinta años, cuando las leyes sobre el aborto se estaban relajando y algunos abortos en el segundo y tercer trimestre de gestación se estaban realizando por histerectomía (esencialmente, una cesárea), los experimentos sobre fetos vivos eran tecnología de vanguardia. Geoffrey Chamberlain recibió un premio profesional por una investigación (bosquejada en la edición de Marzo de 1968 de "The American Journal of Obstetrics and Gynecology”) en la cual tomó fetos abortados vivos, los adhirió a una placenta artificial, los perfundió para ver si podía hacerlos vivir, y luego los tiró. Nadie objetó nada.

Fue poco después de este artículo, señala Mrs. Rini, cuando el "Cambridge Evening Post" presentó una historia sobre Lawrence Lawn, un físico quien se las arregló para provocar controversias cuando se supo que se estaba surtiendo de fetos vivos de una clínica privada para abortos. "Nosotros estamos simplemente permitiendo que algo que está destinado al incinerador, beneficie a la Humanidad," dijo, complaciendo a un fotógrafo con un retrato de él mismo en pie cerca de un agonizante feto suspendido en un tanque de perfusión. Sin embargo, aún el Dr. Lawn creía que había límites. "Por supuesto, no soñaríamos con experimentar con un niño viable. No consideraríamos que esto estuviese bien."

Con la legalización del aborto en los setenta, la investigación fetal se convirtió, en palabras de un moralista, una "oportunidad dorada" para los investigadores. El público casi nunca oye nada acerca de la experimentación fetal. Pero hacia los ochenta, algunas de las más macabras investigaciones estaba siendo financiadas públicamente. Mrs. Rini relaciona experimentos, desde la perfusión de atravesados corazones palpitantes de fetos con adrenalina y cafeína, hasta trasplantes de tejido ocular e injertos de piel. El Dr. Bernard Gondos de la Universidad de Connecticut en Farmington, en cuya investigación sobre gónadas fetales se describió la mayor parte de sus ejemplares como "previable muerto", lamentó tener que importar fetos de fuera de Estados Unidos. La Dr. Karen Holbrook de la Universidad de Washington recibió una beca de 239.740 dólares en 1984-85 por su trabajo sobre "Biología de la piel fetal" usando fetos de uno, dos y tres meses. Ella dijo a Mrs. Rini: "Dichosamente no han nacido vivos. Es mejor evitar eso. La piel es tomada después de la muerte del feto." Interrogada sobre si las enfermedades de piel que ella estaba tratando de diagnosticar prenatalmente eran fatales, Dr. Holbrook replicó, "No, pero arruinan tu vida."

Hacia los ochenta los trasplantes se habían consolidado, y el tejido fetal, que crece rápidamente y tiene menos facilidad para provocar una reacción inmunológica en un receptor, fue cada vez más codiciado. Trasplantes de tejido fetal se convirtieron en parte de los esfuerzos para tratar la diabetes, la enfermedad de Huntington, ceguera, daño de la médula espinal, enfermedad de Parkinson, leucemia y más. En 1988, el Presidente de Estados Unidos George Bush prohibió la financiación federal de trasplantes desde fetos humanos a seres humanos. Esta acción fue generalmente confundida con una prohibición de toda investigación sobre tejido fetal; de hecho, la mayor parte de tal investigación continuó sin impedimentos.

En cualquier caso, el primer acto oficial de Bill Clinton como Presidente en 1993 fue anular la prohibición. La gente estaba pidiendo ser tratada con fetos. El abogado de California Joan Samuelson había fundado la "Parkinson Action Network" (PAN) en 1990 para presionar por un fin de la moratoria. "¿Levantar la prohibición nos salva a tiempo?" preguntó cuando fue abolida, y comenzó a presionar por un intensivo y subvencionado proceso de evaluación de la investigación en trasplantes de tejidos fetales.

Los trasplantes de tejido cerebral de fetos tempranos (usualmente abortos de menos de diez semanas) en los pacientes de Parkinson han atraído la máxima atención pública hacia la investigación de los tejidos fetales. En 1990 los resultados de los trasplantes del equipo de investigación de Olle Lindvall en cuatro pacientes suecos fueron aclamados como "prometedores" debido a que un receptor pareció haber mejorado notablemente. Los otros pacientes no fueron controlados el tiempo suficiente como para determinar los efectos de los injertos.

Los descubrimientos de los neurocientíficos presentados en el "XIII International Congress on Parkinson's Disease" en Vancouver el mes pasado, sonaban optimistas, pero sus datos no eran el golpe final que los investigadores de Parkinson habían estado esperando. Thomas Freeman de la Universidad de South Florida informó que 360 pacientes habían recibido trasplantes de tejido humano en 17 centros en el mundo hasta la fecha. Pero las variables que los investigadores utilizan para evaluar el éxito difieren tan ampliamente que no son comparables; de forma que él se centró sobre los resultados de su propio "proceso público" sobre seis pacientes, que admitió estaba expuesto a los efectos placebo y a las predisposiciones del observador.

El único estudio hasta ahora de trasplante de tejido fetal realizado con un grupo de control fue publicado en Abril por Curt Freed de la "University of Colorado" y Stanley Fahn de "Columbia Presbyterian". Ellos vigilaron dos grupos de pacientes: aquellos que efectivamente recibieron células neurales de fetos y aquellos que tenían sus cabezas dispuestas a una operación simulada, en un intento de descartar el efecto placebo. Aunque el "Medical Post" encabezó la historia de la investigación "Progreso en el Parkinson", y el "New York Times" proclamó "Indicios de éxito en los trasplantes de células fetales", el Dr. Paul Ranalli, un profesor de neurología en la "University of Toronto", definió la investigación como "enormemente insignificante". Los únicos beneficiarios fueron pacientes por debajo de los sesenta años, señala, y la inmensa mayoría de los pacientes de Parkinson son personas mayores. Aún en aquellos casos, añade, "lentes de aumento se necesitan para apreciar alguna mejora funcional."

Lo que es más, el Dr. Fahn dijo en el congreso de Vancouver que el estaba desconcertado por una inesperada consecuencia del proceso: movimientos involuntarios de los músculos faciales, que eran particularmente severos en los pacientes más jóvenes. Otros investigadores habían señalados similares descubrimientos, dijo el Dr. Freeman. Como con las drogas, podía haber una dosis en la cual las células fetales "pueden ser perjudiciales," dijo.

Procedimientos sobre más pacientes de Parkinson ayudarán a clarificar estos descubrimientos. El Dr. Freeman dijo a los asistentes que Canadá está liderando la carrera en estos experimentos, principalmente en el laboratorio del Dr. Ivar Méndez en "Dalhouise University", en Halifax. El Dr. Méndez, que declinó una entrevista la pasada semana, recibió una beca de 90.042 dólares de la "Medical Research Council of Canada" para 1999-2000. Se esperan en breve sus datos sobre trasplante.

En el advenimiento del nuevo milenio las células de embriones están en la vanguardia de la investigación del tejido fetal. Los moralistas están ya distinguiendo entre usar embriones humanos "sobrantes" de la fertilización in vitro y embriones humanos creados específicamente para la investigación. Los embriones "cultivados" son capaces de diferenciarse en muchos tipos de tejidos y están siendo proclamados como nuevas fuentes de órganos enteros para donación, y de clones humanos.

Por luminosa que toda la investigación pueda parecer, otros aprecian un lado oscuro. No hay ninguna ley sobre recogida de tejido fetal, solamente pautas. Los investigadores son libres para observarlas o ignorarlas. Y donde las leyes existen -tal como aquellas contra el infanticidio y la venta de tejido humano- hay caminos para evitarlas, y algunas veces son transgredidas abiertamente.

Kelly explica que la clínica abortiva de planificación familiar donde ella estaba trabajando recibió unos honorarios de servicio de la "Anatomic Gift Foundation" por sus "donaciones" de tejidos. "Nosotros nunca fuimos empleados de una clínica abortiva," ella explica. "Nosotros teníamos un contrato con una clínica abortiva que nos permitía entrar... para conseguir tejido fetal para la investigación. Nosotros debíamos coger una lista creada cada día para indicarnos qué investigadores de tejidos, industrias farmacéuticas y universidades estaban interesados. Entonces debíamos ir y mirar los gráficos de paciente. Debíamos rechazar a cualquiera que tuviese STDs o anomalías fetales. Tenían que ser los más perfectos ejemplares que pudiésemos dar a los investigadores por el mejor precio al que pudiésemos vender." Probablemente, sólo un 10% de los fetos eran rechazados por anomalías, ella añade. El resto eran "donantes saludables."

Los fetos oscilaban en edad desde siete semanas hasta 30 semanas y más. Habitualmente, Kelly recogía tejido de 30 a 40 fetos "tardíos" cada semana. "Estábamos recogiendo ojos, hígados, cerebros, timos, y especialmente sangre cardíaca... aún sangre de los miembros, que debíamos coger de las venas," ella añade.

Los investigadores utilizaban sus propias firmas de transporte: "UPS, Fedex o un correo especial," añade. "Nosotros debíamos colocar aquello en una caja y facturarlo como carga normal. Algunas veces podía ser un feto íntegro o podía ser una colección de ojos o 30 a 40 hígados saliendo ese día, o timos. Cualesquiera fuesen, había cantidades masivas saliendo." Para apoyar esta denuncia "Life Dynamics" aporta copias de docenas de notas de pedido de partes fetales efectuadas por investigadores de Norteamérica. Contienen nombres de investigadores, universidades y compañías farmacéuticas, números de teléfono para el día y la noche, números de albaranes, el tipo de tejido requerido, edad de gestación de los fetos preferida, y otros detalles.

Un ejemplo: un científico estudiando la "Caracterización bioquímica del colágeno del ser humano tipo X" pide "Pierna intacta entera, incluir la cadera entera, 22-24 semanas de gestación." El extractor es aleccionado para "diseccionar cortando a través de la sínfisis pubiana e incluir la cadera entera. Extraer del cadáver fetal dentro de los 10 minutos."

Una nota de pedido lleva el nombre del Dr. Vanugram Venkatesh de la "University of British Columbia" al lado de una petición para un transporte internacional Fedex de "pulmones de 16-24 semanas (la tráquea no es necesaria)" para estudiar "los mecanismos moleculares de la reabsorción de fluido en el pulmón fetal humano." "Indicación: Síndrome del agotamiento respiratorio... principal causa de muerte en niños prematuros." El memorandum añade: "Incluyan en nuestra cuenta".

Contactado la pasada semana en su oficina de Vancouver, el Dr. Venkatesh dijo que él investigó sobre pulmones inmaduros hace dos años, con una beca del "Medical Research Council", en el "B. C. Children's Hospital". Pero añadió, "Ya no hago eso." Preguntado si él utilizaba tejido fetal, replicó, "Yeah", luego pasó a otra cosa. "Bien, nosotros estamos haciendo genética preferentemente... ¿Dónde ha conseguido usted esa información? Nosotros estamos usando cadenas celulares." Preguntado si había pedido pulmones de fetos a Estados Unidos, dijo: "Tengo que irme," y colgó abruptamente.

"Estos investigadores no desean ver el bebé entero," dice Dzintra Tuttle de "Life Dynamics" "Esto es horrible. Podría impresionarlos. Piensan que están relacionados con una más alta medicina, que es servir una causa, nada que ver con bebés muertos."

En su video, "Life Dynamics" pregunta a Kelly si los abortistas en la clínica alguna vez alteraron deliberadamente la tramitación para conseguir el tejido. "Sí," replica. "Todos los pulmones, los brazos, la cabeza, la cavidad torácica, nunca estaban dañados. Estaban completamente intactos. Algunas veces, el feto parecía estar muerto, pero cuando se abría la cavidad torácica se podía ver al corazón latiendo."

La clínica utilizaba la técnica del aborto por nacimiento parcial para embarazos avanzados: el doctor agarra la pierna de un feto con tenazas y saca el bebé entero, excepto la cabeza, fuera de la madre, los pies primero y la cara hacia abajo. Luego perfora la base del cráneo con tijeras, inserta una cánula y succiona el cerebro, y luego extrae la cabeza. Es un procedimiento de tres días, requiriendo que a la mujer se le aplique laminarias, algas dilatadoras del cuello del útero, con anticipación.

¿Algunas mujeres fueron coaccionadas en el procedimiento? Kelly dice que algunas veces, antes de la cirugía final, "se podía claramente oirlas en las salas diciendo que querían cambiar de decisión. Pero eran sedadas, en lo que Kelly llama un "sueñecito" que hacía difícil protestar. Algunas veces se acortaba el gota a gota; en cualquier caso, la mujer siempre abortaba.

Rutinariamente, las mujeres debían entrar en período de parto antes de la cirugía final. "Ellos estaban saliendo vivos," dice Kelly. Además del incidente con los gemelos, dice, hubo de tres a cuatro nacimientos con vida en un período de tres a cuatro semanas. "El doctor o bien les rompía el cuello o tomaba un par de tenazas y básicamente golpeaba al feto hasta matarlo."

Por increíble que el testimonio de Kelly parezca, otras fuentes lo corroboran. Eric Harrah trabajó en la industria abortiva durante 11 años, abandonándola hace 18 meses. Dirigió y fue dueño de 26 clínicas abortivas americanas. Los nacimientos con vida, declara a "Life Dynamics", eran el "sucio pequeño secreto" de la industria." "Era siempre muy perturbador, de forma que el doctor debía tratar de ocultarlo al resto del personal," dice, pero un incidente es difícil de olvidar para él.

La mujer en cuestión estaba encinta de 26 semanas. Tenía introducidas laminarias, firmó papeleo dando su conformidad a no llamar a nadie sino a la clínica si ella entraba en período de parto, y fue enviada a un motel carretera arriba para esperar su turno al día siguiente. Ella fue conducida a la clínica en medio de la noche, llevando su feto en una toalla de algodón del hotel.

"Yo estaba en el cuarto de fregado cuando vi moverse la toalla," dice Mr. Harrah. "Una enfermera dijo, "Eric, usted está lógicamente cansado. Son las tres de la madrugada." Entonces ambos miramos y un bracito de bebé asomó de la toalla y se estaba moviendo como el de un bebé recién nacido. Grité y salí afuera. El doctor entró y cerró la puerta y cuando volvimos de nuevo adentro para tratar al bebé en la clínica dentro del laboratorio, tenía una herida de perforación en el pecho."

La evidencia de la demanda de tejido de fetos avanzados tiene más confirmación que la de "Life Dynamics". "The National Institutes por Health" dirige un "Laboratory for Embryology" en la "University of Washington" en Seattle que tiene un servicio de recogida en las 24 horas en las clínicas abortivas. Un aviso en Marzo de 1994 todavía aparece en Internet, ofreciéndose para "suministrar tejido de normales o anormales embriones y fetos, de tiempo de gestación entre 40 días y desarrollo completo, a elección. Los ejemplares son obtenidos en los minutos siguientes a la extracción... e inmediatamente tratados de acuerdo a las necesidades de los investigadores individuales... Los ejemplares son enviados por transporte rápido.

Mark Crutcher, presidente de "Life Dynamics", está ahora convencido que la demanda de órganos de fetos de gestación avanzada es la verdad oculta detrás de la controversia sobre los abortos por nacimiento parcial. Estado tras estado este año, las prohibiciones del aborto por nacimiento parcial escritas en leyes estatales por asambleas legislativas han sido vehementemente atacadas por grupos pro-aborto y anuladas por tribunales. "¿Por qué los abortistas luchan tan duro para conseguirlo?" pregunta Mr. Crutcher. "Todo indica que no debes matarlos con este método. Nada impide conseguir cualquier otra clase de aborto. Todo esto ocurre porque se maximizan los beneficios. Primero, se vende a la mujer un aborto. Luego, se vende el niño muerto que se ha sacado de ella. Pero hay que sacarlo entero o no se tiene nada para vender."

"Esto no tiene nada que ver con el derecho a escoger de las mujeres o con proteger la santidad del derecho al aborto," está de acuerdo Mr. Harrah. "Tiene todo que ver con proteger la santidad de la plenitud de la cartera de los abortistas. Este es el único tipo de procedimiento de aborto en que no les cuesta deshacerse del niño muerto. Ellos, de hecho, hacen dinero."

¿Además de los abortistas y los vendedores al por mayor que trafican con partes de bebés abortados, quiénes se benefician de esta investigación fetal? Sobre si las compañías farmacéuticas patrocinan esto, Mr. Crutcher dice: "No creo que haya alguna que no esté comprometida." El conjetura que están invirtiendo en futuros. La gente del "baby boom" está envejeciendo y a punto de desmoronarse. Un práctico tratamiento para Parkinson sería lucrativo. "Miremos justamente al "Viagra", dice Mr. Crutcher. (Solamente en Canadá, se sirvieron 20.600 de la pequeña píldora azul para la impotencia, importando 1,55 millones de dólares en la primera semana en el mercado) "Esta es justo una señal de la existencia de fortunas esperando que los fabricantes de drogas se ocupen de satisfacer a los del "boom" en su búsqueda de la juventud. Se trata de la generación más saludable de la historia del mundo. Y también la más narcisista. Desean vivir para siempre." Y los fetos son el nuevo material humano de desecho. Dice Mr. Crutcher: "Nosotros estamos matando a los muy jóvenes para tratar a los muy viejos."

Quizás, pero Mrs. Rini ofrece la esperanza de una arruga en el plan. "¿La energía de los fetos, que es codiciada por los investigadores, y su capacidad para proporcionar vida a otros, irónicamente, pero realmente, no prueba su propia vida?" escribe. Cita al moralista Paul Ramsey: "Lejos de resolver el aborto la cuestión de la investigación fetal, podría ser que una serena reflexión sobre el uso de fetos humanos en la investigación pudiera perturbar la costumbre del aborto."

Steven Bamforth es un genetista que dirige un repositorio de tejido fetal en la "University of Alberta Hospital" en Edmonton. El y sus investigadores tienen la difícil tarea de clasificar completamente restos fetales de 10 a 12 semanas de las clínicas abortivas en Edmonton y Winipeg, diseccionar partes reconocibles de los cuerpos como corazones y ojos, extraer ácido ribonucleico y enviarlo a otros genetistas en las Universidades de Toronto y British Columbia. "La Humanidad está siempre ante nosotros," dijo el Dr. Bamforth a este magacín el pasado año. "Si la sociedad dice que esta investigación no es aceptable, por supuesto, nosotros desistiríamos inmediatamente. Esto no es algo que hagamos nosotros con gusto."

Competencia a muerte

Un reluciente folleto a todo color invita a los abortistas a "averiguar cómo usted puede convertir su decisión de paciente en algo maravilloso." Está impreso por "Opening Lines, A Division of Consultative and Diagnostic Pathology, Inc.", traficante al por mayor en partes fetales provenientes de clínicas americanas. Trabajando desde un despacho en West Frankfort, Illinois, el director de la compañía, Dr. Miles Jones, se beneficia de un tremendamente lucrativo tráfico. Su actual lista de honorarios ofrece ojos y oidos por 75 dólares y cerebros por solamente 999 dólares.

"Opening Lines" fue fundada en 1989 para "maximizar la utilización de tejidos fetales frescos tratados por nosotros". Ofrece a los investigadores "la más alta calidad, el más más asequible y el más fresco tejido fetal preparado para sus proyectos y entregado en las cantidades que usted necesite cuando usted lo necesite."

La venta de tejido humano, incluyendo tejido fetal, está contra la ley federal, pero "Opening Lines" enseña a los pacientes qué "simple" es sortearla. Ofrece "alquilar sus facilidades para realizar la recogida... contrapesando los gastos generales de clínica." También ofrece entrenar en la recogida al personal de la clínica y luego, "basándose en el volumen, reembolsar parte o todo su salario de empleados, por lo tanto reduciendo sus gastos generales."



El Dr. Jones es obviamente adepto a sortear regulaciones inconvenientes. "Nosotros no pedimos una copia del IRB consentimiento o un resumen de su labor de investigación," advierte a su probable clientela, "y no se le pide a usted que cite a "Opening Lines" como la fuente de tejidos cuando usted publique su trabajo (creemos en la propaganda boca a boca; si a usted le agradan nuestros servicios, lo comunicará a sus colegas)."

"Opening Lines" es uno de los dos traficantes al por mayor de partes fetales descubiertos por Mark Crutcher, de "Life Dynamics Inc." El otro es el "Anatomic Gift Foundation" (AGF). Fundado en 1994 por Jim y Brenda Bardsley, ellos trabajaban en una doble caravana al fin de una sucia carretera en el "Satilla River" en Georgia, donde la pareja tenía también un vivero de bagres. Desde entonces ha trasladado su cuartel general a Laurel, Maryland, y ahora tiene sucursales en Phoenix, Arizona y en Aurora, Colorado.

Las fuentes de "Life Dynamics" dentro de las clínicas abortistas adquirieron listas de honorarios de ambas organizaciones. "Opening Lines" es la más detallada de las dos. Un "tronco intacto (con o sin miembros)" cuesta 500 dólares; un hígado 150 dólares, pero hay un "30% de descuento si está sensiblemente fragmentado."

Los precios "en vigor hasta el 31 de Diciembre de 1999" pueden parecer bajos, observa Mr. Crutcher, pero sumemos todas las partes y resultará que un solo bebé abortado vale miles. "Nuestro saldo medio diario de cantidad de casos excede los 1.500 y nosotros servimos a clínicas a través de todos los Estados Unidos," dice un folleto de "Opening Lines".

Mr. Crutcher dice que el Dr. Jones es un vendedor agresivo, deseoso de ofrecer tarifas reducidas para pedidos masivos. Dice también en una reciente entrevista grabada que él está activamente buscando nuevas fuentes de tejido fetal en México y Canadá.

En "Alberta Report", de Alberta, Canadá, Mayo 1999
Trad.: I. S. M.
Publicado en español en revista Arbil España.
La página de  la organización provida denunciante Life Dymanics Inc. es www.ldi.org

Fuente: NOTIVIDA

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