"La primera ley de la historia es no atreverse a mentir, la segunda, no temer decir la verdad" Su Santidad Leon XIII

sábado, 12 de noviembre de 2011

La "Democracia bárbara basada en el imperio del número"

“Yo no necesitaría, por mi parte, insistir en que mi gobierno es consecuencia y prolongación del movimiento revolucionario del 6 de septiembre de 1930, si no percibiese que se lo combate con propósitos francamente reaccionarios. [Nosotros] obedecemos a ideales y sentimientos concordantes con la gran aspiración que movió la columna cívico-militar, a cuya cabeza marchó el general Uriburu hace ya cerca de seis años. Al gobierno de hecho establecido entonces, sucedió el gobierno de derecho del general Justo y nosotros hemos seguido esa línea y tenemos igual derrotero. […]

 
La mera agregación numérica de votos, el cómputo mecánico de sufragios, emitidos en el sigilo y la oscuridad, no confieren, por sí mismos, ni autoridad, ni estabilidad, ni aptitud, ni principios fecundos de acción. Cuando un Estado legal no produce los beneficios que al establecerlo se tuvieron en cuenta, otro igualmente autorizado debe sustituirlo, dentro del cauce de las instituciones fundamentales y con arreglo al propósito superior de hacer cada vez más útiles y fecundas las conquistas de la opinión y del derecho.

[…] El concepto de inmutabilidad y perfección de la ley electoral perdió vigencia en la conciencia pública, después de la revolución. El futuro reconocerá –cuando se escriba la historia de nuestro tiempo- como fuente de las contradicciones y zozobras en que se ha debatido el país, la pertinacia obcecada de aquellos que pretendieron perpetuar la vigencia de un mecanismo electoral cuya aplicación conduce irremisiblemente al predominio de la demagogia, que es la corrupción y el caos, mientras la salud moral y económica del país exige imperiosamente la presencia de gobiernos ordenados, capaces y honestos. […] En nuestro país constituyen una tradición de hombría, la resolución, la dignidad ciudadana, el culto a la lealtad y la franqueza. Así se formó nuestra incipiente nacionalidad, se conquistó la independencia, se erigieron las provincias en Estados autónomos y, después de la organización, se fueron estructurando y perfeccionando las instituciones políticas. La juventud nuestra fue siempre viril, apta para la lucha en campo abierto; no necesitó nunca la protección de las sombras para afirmar sus ideales y sus convicciones.”

Discurso de Manuel Fresco en la apertura de las sesiones legislativas bonaerenses el 5 de mayo de 1936.

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