"La primera ley de la historia es no atreverse a mentir, la segunda, no temer decir la verdad" Su Santidad Leon XIII

viernes, 17 de febrero de 2012

La utilización del “pueblo” en la Historia Argentina

El 25 de mayo a las 8 de la mañana el Cabildo Ordinario, publica un comunicado contestando la petición hecha por los dos vocales, Saavedra y Castelli. En este comunicado confirma a Cisneros en la Presidencia y dice que sí es necesario, hará uso de las armas a su mando para ello. El Cabildo Ordinario había dejado su posición mediadora y se había pasado del lado de los virreinales y peor aún, quería sostenerla con las armas.

Esto hizo explotar la revolución. Una multitud se concentró en los pasillos del Cabildo y otro tanto se apersonó en calidad de Diputados de la Junta, exponiendo que el “pueblo” se hallaba en ebullición porque Cisneros tenía el manejo de las armas. En realidad, los ex vocales Saavedra y Castelli, enviaron a sus Diputados (el fraile mercedario Juan Manuel Aparicio y el Mayor Juan Ramón Balcarce) acompañados por los “chisperos” y “manolos” de French y Beruti. Esta agitación llevó a los cabildantes a suplicar a los Diputados que aquietasen a la turba. También dijeron que era necesario el uso de la fuerza pero que para ello debían tantear a los Comandantes de los Cuerpos, quienes verdaderamente tenían su control. Así, se cita a los Comandantes que llegan al Cabildo a las nueve y media de la mañana. Le tocó al Síndico Procurador Leiva interpelarlos sobre la posibilidad de sostener al gobierno de la Junta formado por el Cabildo Ordinario. De los quince Comandantes, solo tres nada dijeron. Los restantes doce comunicaron que el descontento del pueblo y la tropa era tal que no solo no podían sostener al gobierno constituido sino que les costaba sostenerse a ellos mismos. Pidieron la destitución de Cisneros y la formación de una nueva Junta. El Síndico les pidió que pusieran por escrito su petición. Así lo hicieron. Este escrito fue firmado por un número considerable de religiosos, vecinos, comandantes y oficiales de los cuerpos. Los firmantes fueron 401, de los cuales 290 eran militares, 95 civiles o paramilitares y 16 frailes. Son estos quienes a nombre del “pueblo” exigen la formación de una nueva Junta de Gobierno. Luego de entregado el Petitorio, Leiva pide que este sea ratificado por el “pueblo”, tal era este quien lo pedía. Los peticionantes aceptaron y saliendo al balcón del Cabildo a las doce del mediodía, el Síndico Procurador se encontró con que no había tal “pueblo”, lo que lo llevó a expresar la famosa frase “¿y el pueblo donde está?”. El Mayor Balcarce frente a esta pregunta, y sabiendo que no había tal “pueblo” sino, como afirmó el hermano de Juan Manuel Beruti, “un corto número de gentes” y que “a la Plaza no asistió más pueblo que los convocados para el caso[1], le respondió que sino aceptaban su petición se mandaría tocar generala para que se abriesen los cuarteles. Leiva entendió lo que Balcarce le decía y aceptó sin dilación.

En realidad, los Comandantes revolucionarios habían incitado esta ebullición fuera del Cabildo y en los pasillos del mismo para presionar a los cabildantes a destituir a Cisneros de la Junta.

De esta manera, el ex virrey renuncia a la Presidencia y a la Junta pues no quiere entregar la Comandancia de las Armas. No le interesa el mantenimiento de las funciones políticas sino las militares que eran las que decidían la situación. Seguido a esto, los Comandantes, que sacándole el apoyo a Cisneros habían hecho que caiga, entregaron la potestad de elegir otra Junta al Cabildo Ordinario. Pero para que no sucediera lo mismo que el 24 “le mandaron hecha la lista de los nuevos miembros de la Junta Gubernamental.



[1] MARFANY, Roberto, p.233.

jueves, 16 de febrero de 2012

La Hora Actual


En el último año se vinieron sucediendo una serie de eventos a nivel mundial que, si bien, mucho de ellos han sido estimulados por poderes ocultos, bien sabemos que los movimientos sociales poco tienen de predecibles dado que se trabaja con seres humanos con libre albedrío. La llamada Primavera Árabe, los indignados en España, el estallido social en Grecia, el régimen católico tradicional en Polonia y la modificación de la constitución bajo un régimen tradicional en Hungría con todo el apoyo popular, han dado muestras de que la falta de dinero y la presión de los grupos dominantes, poco a poco están generando una reacción que no sabemos en que puede terminar.

Como en toda la historia de nuestro país, siempre estuvimos atados a los sucesos extranacionales. Hoy también. Estamos empezando a sufrir una crisis económica y en consecuencia social que no sabemos donde nos llevará. El desprestigio político crece cada vez más y los recuerdos del 2001 vuelven a las mentes de los sufrientes y resuenan como incisivos cacerolazos.

El caos nunca es bienvenido pero ¿quién dice que vivimos en armonía? ¿No vivimos en un “caos controlado”? Por supuesto que para salir del “caos controlado” no sirve el descontrol social pero ¿Cómo detenerlo? ¿Cómo detener el desmadre de la sociedad cuando la presión llega a un momento imposible de controlar, hasta por quienes tienen la habilidad de controlar el caos?

El caos no es creador, ya lo vimos luego de las dos grandes guerras donde estas contiendas destruyeron todo lo que existía y quienes tomaron la responsabilidad de rehacerlo, lo hicieron con un pensamiento nuevo y muchas veces, alejado de la realidad misma. Por eso Europa, desde esos momentos, nunca pudo encontrar su rumbo pues siempre lo busco en la novedad y nunca en sus raíces. Hoy esta a punto de explotar esa ilusión. Ya se liberó Polonia y detrás de ella lo hizo Hungría. ¿Hasta donde llegará esto? ¿Hasta donde el Imperialismo mundialista de las Naciones Unidas dejará hacer a las naciones que se dieron cuenta que la posguerra europea fue un experimento fallido y sin bases firmes? Sabemos que el Secretario General de las Naciones Unidas protestó en la Asamblea por el rumbo que estaba tomando Hungría. ¿Cómo un país que forma parte de la Comunidad Europea se atreve a sacarle el manejo del Banco Central a los privados y trasladarlo a la nación, que es el pueblo húngaro? ¡Sacrilegio! Los húngaros han demostrado que saben donde esta el poder y se han dicho luego de la protesta del Secretario General: “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”. Salud a Hungría, esto es una verdadera Primavera.

Los hermanos Kaczynski, Polonia
Viktor Orban, presidente de Hungría

El caso de la llamada “Primavera Árabe” no es nada parecido a los sucesos extraordinarios de Europa del Este. En el norte de África las nuevas generaciones, desembarazándose de los rigores islámicos, quieren gozar de los beneficios del capitalismo: Internet, video juegos, teléfonos celulares, autos alta gama, pornografía, drogas de diseño, etc., en definitiva, entrar en el mundo del consumismo: sexo, droga y rock and roll. Pero quienes se niegan a entrar de lleno en este mundo porque tienen una mentalidad más conservadora, los militares, tienen el poder y la valentía suficiente, para negarle al pueblo lo que demanda. La reacción de este choque puede derivar en la exaltación de un sentimiento nacional frente al Imperialismo Mundialista. Hay ebullición. Tampoco sabemos en que derivará todo esto.

La Primavera Arabe

Por último, las naciones de Europa Occidental que han entrado en recesión: España, Italia y Grecia. A este última un organismo de las Naciones Unidas como es el Fondo Monetario Internacional le ha dicho que ¡debe aumentar el desempleo para ajustar las cuentas! ¡Y que le van a prestar dinero para que, puestas las cuentas en orden, luego tengan menos de lo que tienen ahora! Por supuesto, esta prepotencia del FMI generó un estallido social de defensa de la soberanía y, sobre todo, la autodeterminación de los pueblos, cosa que los organismos internacionales para nada tienen en cuenta. ¿Se dará el adagio “a río revuelto, ganancia de pescadores”? Esperemos que no.


Estallido social en Grecia


Lo mismo sucedió en España, donde llegó el momento de pagar la deuda y no tenían dinero. De esta manera surgieron los indignados, un grupo de personas que demandan ¡más democracia, que fue lo que los hundió! Pero no solamente los indignados nacieron en España por la mala situación económica y social sino un sentimiento de defensa de los valores tradicionales, cosa no registrada por la prensa participacionista, en donde ven el único amparo frente a la avanzada Imperialista.

Marcha Pro Vida, España
En conclusión, el descontrol mundial rompe los esquemas preexistentes y todavía no nos deja ver el futuro, pero no hay duda que la liberación debe venir en el ejemplo de Polonia y Hungría, que pusieron en marcha algo totalmente novedoso para la hora actual: la tradición frente a la modernidad que se diluye, la soberanía frente al avasallamiento del poder mundial, la autodeterminación frente a los atropellos foráneos, la acérrima defensa del orden natural frente a la disolución. Por lo pronto, esperamos ansiosos a España e Italia, que si en un acto de valentía sin igual, se deciden a seguir a Polonia y Hungría, no solo derramarán esta liberación sobre Hispanoamérica, siempre tan rebelde pero tan ansiosa, sino que podrán marcar un nuevo rumbo, para nada libre de obstáculos, pero sí heroico y valeroso.

domingo, 12 de febrero de 2012

Los progresistas, agentes del Imperialismo Internacional

La ONU impulsa, desde su creación, una política que tiene como finalidad la desaparición de todo resabio dogmático (por eso va contra la Religión), de toda soberanía nacional (por eso va contra las Patrias) y de toda patria potestad (por eso va contra la Familia como célula primordial de las sociedades).

Para todo ello utiliza una serie de organismos satélites (UNESCO, UNICEF, PMA, PNUD, UN, OMS, FMI y BM) que “proponen” a los Estados una serie de políticas (muchas veces bajo el mando de un Humanismo) para terminar con estos obstáculos y construir una “sociedad más libre y más  justa”.  

Pero en el principio de su creación al finalizar la Segunda Guerra Mundial, fue necesario poner las bases y los principios de su obrar, fue necesario impulsar la destrucción de la sociedad civil tal como estaba estructurada y construir una nueva a la medida de los organismos internacionales. Para todo ello fue primordial el impulso sobre las Patrias de una serie de políticas educativas que “vayan preparando el terreno”. No era más que una Revolución Cultural, tal como pedía desde la cárcel Antonio Gramsci a principios del siglo XX.

A continuación una serie de citas que nos ilustran de manera clara la posición de estos organismos internacionales sobre, lo que para nosotros los argentinos, forma parte de nuestras raíces históricas: la Religión Católica, la Patria y la Familia.

¿Vamos a seguir dejando que marquen el ritmo de nuestras políticas? ¿Vamos a dejar que sigan destruyendo lo que fuimos y lo que todavía somos? ¿Por qué? ¿Quiénes son ellos?

Los organismos internacionales sobre la Religión

“Cada uno debería ser conducido a no erigir sistemáticamente sus creencias, sus convicciones, su visión del mundo, sus costumbres y usos en modelos o reglas válidas para todos los tiempos, todos los tipos de civilización y todos los modos de existencia. Lo ideal es la investigación de verdades nuevas, la transformación de los presupuestos  fundamentales de la suerte de los hombres”

Edgar Faure fue Presidente de la UNESCO, Antiguo Presidente del Consejo. Ex-Ministro de Educación Nacional francés.

Edgar Faure, Felipe Herrera, Abdul-Razzak Kaddoura, Henri Lopes, Arthur V. Petrovski, Majid Rahnema, Frederick Champion Ward: Aprender a ser. La educación del futuro. Madrid, Alianza Editorial, 1973, p. 226.

Los organismos internacionales sobre la Familia

“El derecho de los padres a la educación de sus hijos es un obstáculo que hay que superar, hasta lograr la mayor aceleración de la escolaridad sistemática estatal. Liberar al niño cada vez más de la familia  y a las madres de la esclavitud biológica. Es deplorable que se trasmita de padres a hijo un estrecho espíritu de familia que sólo contribuye a una esclerosis mental”
[UNESCO. Hacia un entendimiento mundial. Volumen VI, Sección II. París, 1948-1949.]

“Que los padres admitan su equivocación, para lo cual se habilitará cuidadosamente “la instrucción de las mismas familias”, por medio de escuelas de padres y otras instituciones semejantes. Los padres sienten inquietud con todas las medidas con que progresivamente les reducen su libertad de elegir las actividades escolares. A medida que los deberes, las responsabilidades y los compromisos financieros del Estado se desarrollan, su control y su política se imponen, a menudo los padres están ciegos”
[UNESCO. Le droit a L education. París, 1968, p. 88-89.]

Los organismos internacionales sobre la Patria

“El aire envenenado del Nacionalismo… un sentido exagerado de la importancia y belleza de su propio país”
[UNESCO. Hacia un entendimiento mundial. Volumen VI, Sección II. París, 1948-1949.]

“Estamos a comienzo de un largo proceso para derribar los muros de la soberanía nacional. En este proceso la UNESCO puede –y ciertamente debe- ser un adelantado.”
[Berton, William. Discurso pronunciado el 23 de septiembre de 1946 en la primera reunión de la Comisión Norteamericana para la UNESCO.]

“Se requiere un engranaje mundial. La educación, en resumen, tiene la obligación urgente de preparar ciudadanos del mundo.”
[UNESCO. Hacia un entendimiento mundial. Volumen VI, Sección II. París, 1948-1949.]

“Hay que preparar a los hombres y a los pueblos para “transferir la soberanía íntegra de las naciones a una organización mundial.”
[Huxley, J. UNESCO: Su propósito y su filosofía. Public Affaire Press. Washington, D. C. 1948, p.13]

“Enseñad las actitudes que finalmente darán por resultado la creación del gobierno mundial para el pueblo, del pueblo y por el pueblo.”
[Carr, W. Palabras pronunciadas en el seminario de la UNESCO para Maestros. París, 1947. Véase: The Tablet, Brooklyn, New York, 20 de junio de 1947.]

“El conflicto central de nuestra época está entre el nacionalismo y el internacionalismo, entre el concepto de muchas soberanías nacionales y una sola soberanía mundial”
[Huxley, J. UNESCO: Su propósito y su filosofía. Public Affaire Press. Washington, D. C. 1948, p.13]

“La misión permanente de la educación sigue siendo formar en todo ser humano la personalidad que le permita marchar a la conquista de los bienes de este mundo. Para ello, obviamente, hay que terminar con “el peso de los dogmas y de usos superados, explicaciones abstractas de principios pretendidos universales.”
[Faure, E. Apprende a etre. UNESCO. Fayard, París.]

¿Qué quiere decir la UNESCO cuando habla de “dogmas y usos superados”? Debe entenderse a la Religión, la Familia y la Patria.

“El hombre que nuestras sociedades han de formar, es el hombre de la democracia, más activa y más socializante, una sociedad nueva socializada, una sociedad ideal futurista, una democracia internacional. En una sociedad socialista, ninguna clase sufre explotación, así se pueden curar heridas… La democracia comunista es sencillamente la democracia social plenamente desarrollada, también prohíbe todo lo que esté fundamentalmente en desacuerdo con lo derechos humanos”
[Lewis, J. Simposio de la UNESCO. Derechos Humanos.]



miércoles, 8 de febrero de 2012

La Guerra Subversiva según los "Jóvenes Idealistas"

La UNESCO marca el ritmo en Historia


La UNESCO editó una Historia General de América Latina en 9 tomos donde desarrolla la Historia de América desde los mal llamados “pueblos originarios” hasta la actualidad. No leí ninguno, pero sí leí la presentación de cada volumen (que a continuación adjunto) y su tendencia es más de lo mismo: los pueblos que habitaban América antes de la llegada de los españoles eran “pueblos originarios” por ser los primeros en llegar (cosa imposible de probar, cual fue el primer hombre en pisar el suelo americano, que sería el “¡primer originario!” ¡y su estirpe la dueña del continente!), pasando por la implantación de un régimen colonial en América por España (cosa jurídica e históricamente errónea) y llegando a la implantación de un nuevo pacto neocolonial. Más de lo mismo. Queda claro que la UNESCO nos dicta el tipo de cultura que tenemos que tener y nuestros “intelectuales, historiadores y pedaBOBOS” acatan rápida y sumisamente.

Para todos los progresistas que se jactan de defender la Patria les digo que repetir esta “Historia”, que fue creada por un jesuita descontento por su expulsión y financiada por Gran Bretaña para debilitar el poderío español sobre las Indias, es IMPERIALISMO y no lo que hicieron los españoles en América durante tres siglos. Sigan haciéndole el juego al enemigo, que cada vez que los escucha repetir de memoria estas falsas interpretaciones, se ríen sin parar.

Ya Ernesto Palacio describía esta situación en 1939 de esta manera magistral:

Tanto la generación de la independencia como la de la organización nacional encararon la cuestión de nuestros orígenes y, por consiguiente la de nuestro ser y nuestro destino, en una actitud de polémica con respecto a España. Era el enemigo; la garantía de nuestra existencia consistiría en diferenciarnos, en renegar en lo posible de su influjo. Todo el pensamiento del siglo contribuía a legitimar esa posición. Corría la época, de la expansión de las ideas revolucionarias, democráticas, la época del liberalismo, y España pareció quedar retrasada en un movimiento que se suponía fatal. Atraía todas-las miradas, en el norte, el crecimiento fabuloso de los Estados Unidos de Norteamérica. Y nosotros creímos encontrar en sus instituciones el modelo perfecto de la organización, civilizada, y el compendio de todos los vicios en la nación que nos había dado el idioma y la fe.

Teníamos defectos; los conocíamos. Y como estos defectos (o, mejor dicho, particularidades, consideradas defectuosas por la equiparación con el patrón yanqui) eran típicamente españoles, se dio en considerar nuestro origen como una desgracia y el purgarnos de esas taras, es decir, el descastarnos, como el secreto de nuestra salvación. Los mejores espíritus se empeñaron en buscar argumentos que probaran la existencia de una diferencia substancial entre nosotros y los fundadores. No bastaba con la simple aspiración a diferenciarnos; había que sostener que ya éramos distintos. El principal paladín de esta campaña fue Sarmiento. El más absurdo, Alberdi, con su abyecta equiparación del heroísmo y la barbarie y con su ideal de poblar el territorio con inmigrantes nórdicos, protestantes, que limpiaran hasta los últimos vestigios de la herencia nefanda.

Pero si no éramos españoles, ¿qué seríamos?...

Desde los primeros tiempos de la Independencia ya se había esbozado una mística incipiente, estimulada por el humanitarismo del siglo, que daría respuesta a esta interrogación inquietante. La necesidad de ostentar una genealogía se tradujo en una idealización y una glorificación del indio aborigen, víctima de la conquista. Esta glorificación se inicia en los escritos de Moreno, de Monteagudo, de los principales voceros de la Revolución, y alcanza forma política en el proyecto de Monarquía incaica. No es difícil percibir la vinculación de dicha propaganda con la idealización del "hombre natural" que se había hecho carne en la mentalidad de ese cuarto de siglo: era la influencia de Juan Jacobo, traducido por Moreno. La consecuencia de todo esto fue remachar, con fines polémicos, la solidaridad de los americanos con el aborigen, contra el español; el considerar la Revolución como un desquite de la "usurpación" cometida por España, y el entroncar artificialmente a las nuevas naciones libres con la tradición indígena. Nuestros antepasados no serían, los españoles. Nuestros héroes no serían los Cortés, los Pizarro, los Mendoza —-esos "tiranos"-, sino Lautaro, Caupolicán y Tupac Amarú...

Las generaciones siguientes persistieron en ese espíritu, como lo demuestra, entre otras cosas, el empeño de D. Vicente Fidel López en otorgarles una ascendencia ilustre —aria— a los indios peruanos. Pero la actitud antiespañola se manifiesta, especialmente, como europeísmo liberal "iluminado", que abomina de España, sobre todo, su tradición católica "oscurantista". El acento histórico se hace europeo. Se invoca y se sigue el ejemplo francés, inglés, norteamericano. No nos consideramos, desde luego, españoles; sí (aunque un poco a pesar nuestro, como transacción) "latinos". El problema de los orígenes pierde en importancia. Liquidada la guerra de la Independencia, se mitiga el indianismo polémico y se le sustituye por la convicción de que nuestra tarea colectiva consiste en ponernos a tono con las últimas novedades de allende los mares. No seremos, pues, una cultura alimentada por las raíces, como todas las verdaderas culturas, sino por las ventosas o garfios de sus ramas, como las plantas parásitas. No una cultura auténtica, sino de imitación.”

Ernesto Palacio: La historia falsificada. Buenos Aires, A. Peña Lillio, 1960, p. 28-30

UNESCO
Historia General de América Latina
Colección La Historia en plural
Ce titre est disponible.
260,00 € €
Livre
Format: 18 x 25 cm (encuadernado)
978-92-3-304234-6
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Ediciones UNESCO / Editorial Trotta

OFERTA ESPECIAL hasta el 29 de febrero de 2012
Adquiera todos los volúmenes por € 260 (precio habitual € 305)

Presentación

La Historia General de América Latina es un proyecto editorial de gran envergadura, elaborado por la UNESCO con el objeto de abordar la historia de esta vasta región con un enfoque internacional. Es así, como esta obra monumental, publicada en nueve volúmenes, cuenta con la colaboración de 240 historiadores y especialistas de diversas disciplinas y nacionalidades, reunidos bajo la égida de un Comité Científico Internacional constituido por destacados investigadores y eruditos.

América Latina comprende un inmenso territorio de 22 millones de km2 que se extiende desde Río Grande al norte hasta Tierra del Fuego al sur, y entre los dos grandes océanos que bañan sus orillas: el Atlántico al este y el Pacífico al oeste. La variedad de sus ecosistemas: de densos bosques a desiertos, de altas montañas a llanuras y sabanas, así como las diversas olas de poblaciones, el entrecruce de culturas y el flujo sucesivo de corrientes de ideas, han constituido a lo largo del tiempo un verdadero calidoscopio histórico y cultural. Unidad y diversidad son los dos pilares que sostienen los fundamentos de su historia.

Por lo tanto, esta obra de carácter académico aborda ante todo la historia de las ideas, las civilizaciones, las sociedades y las instituciones que constituyeron los fundamentos e impulsaron la evolución de las sociedades latinoamericanas, a partir de la época precolombina hasta el siglo XX. Presenta las principales corrientes culturales, sociales, económicas y políticas que se fusionaron en esta región del mundo para crear una identidad propia, caracterizada por su variedad y perpetua evolución.

Volumen I: Las sociedades originarias
Este primer volumen está consagrado a las sociedades que se desarrollaron en el continente cuando éste no se llamaba todavía América. Se examina con rigor científico el rico y diverso tejido sociocultural de las poblaciones originarias que se asentaron en el continente, muchas de ellas provenientes de Asia. Al mismo tiempo, se analiza la extraordinaria hazaña de adaptación a los diversos ecosistemas del continente, que dieron lugar a civilizaciones muy distintas cuyas opciones culturales, técnicas, políticas y religiosas son reflejo de una extraordinaria adaptación al medio natural de los asentamientos humanos. La obra se divide en dos partes: América Central y América del Sur. Esta división tiene en cuenta las diferencias considerables que separan las civilizaciones que florecieron en estas dos grandes regiones.

Volumen II: El primer contacto y la formación de nuevas sociedades
Aunque el segundo volumen de Historia General de América Latina comprende un período relativamente corto, se trata de un momento crucial de su historia, que se extiende desde los viajes de Cristóbal Colón hasta la década de 1570, cuando se establece definitivamente el régimen colonial. Se trata de la época de los conquistadores, seguida por el establecimiento de las primeras sociedades criollas. Este período fue particularmente marcado por las epidemias que diezmaron las poblaciones indígenas, la implantación de los europeos, nuevas actividades económicas y prácticas agrícolas, cambios en la alimentación y en la medicina, nuevas estructuras políticas, la introducción de los primeros africanos, el mestizaje, la aculturación y la evangelización.

Volumen III, Tomo 1: Consolidación del orden colonial
Dividido en dos tomos, este volumen de Historia General de América Latina comprende la fase principal del período colonial desde mediados del siglo XVI, tras la ascensión de Felipe II al trono imperial y antes de que comenzaran a aplicarse en América las reformas borbónicas, hasta mediados del siglo XVIII.

La colonización, que se instala en el tiempo, permite desarrollar las bases políticas, administrativas y económicas reproduciendo modelos europeos en los nuevos territorios. Se trata de un período de asentamiento colonial, que estructura las actividades de producción y de intercambio, las relaciones materiales y espirituales con la Península Ibérica, la esclavitud, la población compuesta de un complejo mosaico étnico y social, la religión, la vida cotidiana, la cultura y el arte.

Volumen III, Tomo 2: Consolidación del orden colonial
Dividido en dos tomos, este volumen de Historia General de América Latina comprende la fase principal del período colonial desde mediados del siglo XVI, tras la ascensión de Felipe II al trono imperial y antes de que comenzaran a aplicarse en América las reformas borbónicas, hasta mediados del siglo XVIII.

La colonización, que se instala en el tiempo, permite desarrollar las bases políticas, administrativas y económicas reproduciendo modelos europeos en los nuevos territorios. Se trata de un período de asentamiento colonial, que estructura las actividades de producción y de intercambio, las relaciones materiales y espirituales con la Península Ibérica, la esclavitud, la población compuesta de un complejo mosaico étnico y social, la religión, la vida cotidiana, la cultura y el arte.

Volumen IV: Procesos americanos hacia la redefinición colonial
El volumen IV de Historia General de América Latina abarca un largo período que comienza antes de 1700 y termina en vísperas de los movimientos de independencia. Examina las políticas coloniales de España y Portugal, así como la evolución económica y social en las colonias. Durante la segunda mitad del siglo XVIII se ponen en marcha complejos procesos de reforma. Paradójicamente, esas reformas “pombalianas” o “borbónicas”, concebidas en la metrópolis para renovar y afianzar los vínculos coloniales, terminan al final por romperlos definitivamente. Pero este volumen no se limita al estudio del papel de los criollos en el proceso de liberación del yugo colonial. Analiza desde distintos ángulos la influencia que ejercieron los otros actores sociales, lo que permite explicar importantes aspectos que contribuyeron a la construcción política y social de la América Latina contemporánea.

Volumen V: La crisis estructural de las sociedades implantadas
El período que abarca el volumen V de Historia General de América Latina es apasionante, particularmente crucial y controvertido. Durante tres décadas, las profundas transformaciones ideológicas y políticas sientan las bases de las sociedades modernas latinoamericanas, cuyos contrastes y conflictos reflejan la búsqueda de una identidad propia en un mundo en plena mutación. Se analiza el conflicto que comienza en 1808 en las colonias españolas entre dos campos, el criollo y el metropolitano, y que culmina con la independencia de todas las colonias de América Latina. Sin embargo, quedan interrogantes: ¿La independencia fue el resultado de guerras civiles, de guerras internacionales, de revoluciones o de simples disputas? Esta pregunta puede dar a lugar a otra: ¿Esas guerras fratricidas fueron necesarias o, al contrario, se hubiera logrado la emancipación en el marco de un proceso evolutivo? Este volumen trata de responder a estos interrogantes a través de un análisis objetivo del complejo contexto social y político latinoamericano durante este período de su historia.

Volumen VI: La construcción de las naciones latinoamericanas, 1820-1870
El volumen VI de Historia General de América Latina estudia el proceso de fundación de los estados latinoamericanos, desde su independencia de España y Portugal hasta la consolidación de las nuevas repúblicas y el logro de cierta estabilidad política en la década de 1870. El enfoque temático de este volumen permite aprender la autopercepción que tuvieron de América Latina muchos intelectuales y políticos, a la vez que expone sus respuestas a los retos de una nueva realidad política.

Partiendo de un análisis de los problemas relacionados con la búsqueda de un proyecto nacional, este volumen examina las estructuras económicas y sociales (población, agricultura, minería, industria, comercio, vida cotidiana, conflictos sociales y abolición de la esclavitud), así como los conflictos creados por la inserción de los nuevos estados al nuevo orden internacional, las relaciones interamericanas y el intervencionismo. Presenta también las diferentes expresiones de la nueva identidad latinoamericana en filosofía, ciencia, arte, educación y literatura, para terminar con dos retrospectivas: la de Tulio Halperin Donghi sobre Hispanoamérica y la de Estevão de Rezende Martins sobre el proceso formativo de la conciencia brasileña.

Volumen VII:
Al comienzo de la década de 1870 la gran mayoría de los países de América Latina llevaban ya casi medio siglo de vida independiente. En los años iniciales, en medio de la general inestabilidad institucional, el predominio castrense —con excepciones— y una vinculación más bien débil al sistema mundial, había prevalecido una «larga espera». Pero conforme se acercaba el final del siglo XIX, en un escenario internacional cambiante, se dieron rápidas e importantes transformaciones, que significaron una mayor definición de los proyectos nacionales y al mismo tiempo una incorporación de los países y de la región a un sistema mundial cuyo eje era Europa Occidental, a la que luego se unió Norteamérica como centro de desarrollo del capitalismo. A fines de la tercera década del siglo XX, el panorama era distinto que cincuenta años antes. El mundo había cambiado y Latinoamérica con él. En los años de la posguerra ambos iban a enfrentar una gran crisis que marcaría el fin de una etapa.

En estos momentos en que el ámbito internacional está dominado por la globalización, se ha discutido mucho sobre el destino de los estados nacionales. En medio del debate, ha resurgido el interés por estudiar los procesos de consolidación de los estados-nación latinoamericanos. Y en este empeño, se ha vuelto a mirar hacia las décadas finales del siglo XIX y las iniciales del XX, cuando se dieron profundos procesos de definición en los países de la región. Este volumen pone énfasis en ese gran tema, que ha sido ampliamente debatido en numerosos trabajos de Historia Latinoamericana. Su análisis parte de los inicios de los años setenta del siglo antepasado y concluye al final de la década de los veinte del siglo pasado. Abarca, en consecuencia, alrededor de sesenta años, en muchos sentidos duros y complejos, pero fundamentales para la vida de los países latinoamericanos.

Este volumen, que recoge antiguos debates dentro de una perspectiva general, incluye también nuevos avances de investigación. Será, sin duda, un referente fundamental para el estudio de un período crucial de la Historia de América Latina.

Volumen VIII:
En poco más de setenta años, de 1930 hasta nuestros días, las transformaciones y los intentos de reforma experimentados en América Latina han sido de tal magnitud y de tal alcance que no es exagerado afirmar que es imposible tener una comprensión real de ellos sin un estudio detallado de sus principios y causas.

Acontecimientos dentro de le región como la aparición de movimientos agrarios, la intensa vida electoral a pesar de la presencia de regímenes dictatoriales, los distintos populismos, las corrientes indigenistas, la Teología de la Liberación o la notable trascendencia de la literatura y las artes plásticas han marcado el siglo XX en Latinoamérica.

Otros hechos de escala planetaria como las secuelas del ciclo de crisis económicas, la aparición de movimientos totalitarios o el paso de un sistema multipolar a otro bipolar en la estructura de poder internacional después de la Segunda Guerra Mundial, que introdujo una lucha de dimensiones ideológicas, geopolíticas y militares, han influido también en el curso político, económico y social de la región. Han sido marcados por este esquema los numerosos movimientos revolucionarios y sociales, y los distintos tipos de intervencionismo.

Las nuevas tendencias de la globalización, los renovados intentos de integración regional y el surgimiento de proyectos políticos independientes, fenómenos perceptibles en un mundo ya no delimitado por fronteras ideológicas, han acabado por modelar el panorama actual de las sociedades latinoamericanas.

Este volumen, fruto de la colaboración de veintiséis historiadores y especialistas de América Latina, Estados Unidos y Europa, es indispensable para identificar y entender las principales corrientes culturales, políticas, económicas y sociales que se fusionaron para crear las sociedades latinoamericanas de nuestros días.

Volumen IX: Teoría y metodología en la Historia de América Latina
El volumen IX de la Historia General de América Latina analiza la historiografía latinoamericana y sus principales corrientes, sobre todo en el siglo XX.

Los trabajos que componen este volumen se articulan en dos partes. En la primera se estudian temas como la significación histórica de América Latina en relación con otras regiones del mundo, la noción de periodización aplicada al contexto latinoamericano, la historia cuantitativa a través de sus diferentes áreas de estudio y sus principales fuentes, desde el período colonial hasta hoy. Un capítulo de esta primera parte está dedicado a las nuevas perspectivas y problemas en la historiografía latinoamericana. En él se sugiere que en la década de los sesenta se produjo un corte fundamental en la manera de hacer historia en América Latina. Las evoluciones intelectuales posteriores serán tributarias de esta ruptura: de una historia centrada en la historia económica, y social (1970-1980) se pasará a una orientada a temáticas políticas y culturales (1980-1990).

En la segunda parte, se investigan importantes áreas como la demografía histórica, la historia económica y la sociología histórica. Teniendo como eje central las ideologías sobre la raza y la nación en los siglos XIX y XX, se cuestionan también las diferentes visiones de la etnohistoria latinoamericana. Por último, se enfocan temas relativos a la política a partir del «descubrimiento» de la democracia y la aparición de los estudios culturales en las investigaciones históricas de esta región.

Fuente: UNESCO




lunes, 6 de febrero de 2012

La Verdad por sobre el poder


“Parodiando a monseñor Franceschi, que decía que la peor Cámara era preferible a la mejor camarilla, resulta que hemos llegado a un punto en que tenemos la peor Cámara junto con la peor camarilla, ¡Maldito sea el Mal Menor y el que lo inventó! Jamás votaré más por el Mal Menor, y no votaré más si no es por un Bien Total”.

“En cuanto a mí, no sólo descreo ya en esta farsa sino que estimo ilícito coinquinar con ella; de donde hasta el fin de mi vida votaré -porque hay multa- con un sobre vacío. Y si todos los nacionalistas hicieran lo mismo…

Ya indiqué al comienzo el error del Nacionalismo: es poner los ojos en el poder a corto plazo en vez de ponerlos en la Verdad a largo alcance. Creer que el fin último de la Política sea alcanzar o arrebatar el Poder es un error y una estupidez: es el error de Maquiavelo y la estupidez de los políticos baratos y pueriles que nos están moliendo y perdiendo. No se le puede pedir a un político, pongamos Marcelo Sánchez Sorondo, que aspire al Sufrimiento y a la Derrota (es decir al Martirio); eso es propio del hombre religioso, no del hombre ético; y un buen político es un hombre ético; no se les debe pedir a los nacionalistas que no aspiren a la Victoria; pero es menester pedirles que no pongan su Victoria en la consecución del Poder -por ejemplo, una embajada- sino en la difusión triunfante de sus ideas -suponiendo que las tengan- .O sea, que puedan [decir] como dijo el héroe nacionalista que antes nombré, a sus asesinos: “Yo sé por qué muero; y ustedes no saben por qué me matan”, y pu­diera haber añadido: “¡Pero muero para que lo sepan!”.

Castellani, L., Esencia del Liberalismo, Dictio, Bs. As., 1976, pp. 148, 150-151.

Visto en: Argentinidad.org

El brigante: Comprender o morir

El brigante: Comprender o morir: la ley natural. Est

Nueva constitución de Hungría reconoce sus raíces cristianas, es pro-vida y pro-familia


(AA) El gobierno húngaro ha renovado su vieja Constitución vigente desde 1949. El ejecutivo de Viktor Orban, con el voto de dos tercios del Parlamento de Budapest, sacó adelante un texto que ha sacado de sus casillas no sólo a la izquierda, sino a los progres de toda Europa, pero que según las encuestas apoya una gran mayoría de la población.

El texto legal no deja resquicio alguno al aborto, al disponer que “La vida del feto deberá ser protegida desde el momento de la concepción”. La nueva constitución considera a la familia como «la garantía de la supervivencia de la nación» y entiende al matrimonio como siempre ha sido entendido: «una comunidad de vida basada en la decisión voluntaria de un hombre y una mujer». La palabra “género” no es mencionada, sino que simplemente se habla de sexo.

Viktor Orban, Primer Ministro de Hungria

La nueva Constitución arranca con el siguiente texto:

Dios salve a Hungría.
Nosotros, el pueblo de Hungría, conscientes de nuestra responsabilidad, decimos lo siguiente a todos los húngaros, en este principio de milenio:

- Estamos orgullosos de que nuestro rey Esteban, santo patrón de Hungría durante mil años, haya fundado sobre buenos cimientos nuestra patria, incorporándola a la Europa cristiana.
- Estamos orgullosos de nuestros antepasados, que perseveraron en ella y lucharon por la libertad y la independencia de nuestra patria.
- Estamos orgullosos de los grandes logros espirituales del pueblo húngaro.
- Estamos orgullosos de que nuestro pueblo haya defendido Europa durante mil años, y que sus valores comunes se hayan enriquecido con sus talentos y sus esfuerzos.
- Reconocemos el papel del cristianismo en la pervivencia de la nación.

Además, el himno empezará con la frase “¡Oh, mi Dios, que Hungría Te bendiga con abundancia y buen humor!”.

La nueva constitución ha sido aprobada por 262 votos a favor, 44 en contra -principalmente diputados del partido de extrema derecha Movimiento por una Hungría Mejor (Jobbik)- y una abstención, mientras que los dos principales partidos de la oposición, el Partido Socialista Húngaro (MSZP) y los verdes de La Política puede ser Diferente (LMP), han preferido ausentarse de la votación como forma de protesta.

El líder socialista húngaro Attila Mesterházy, ha protestado por encomendar la nación "a Dios, a la Corona de Hungría, al orgullo patrio, a la cristiandad y a la familia tradicional".

Hungría ocupa actualmente la Presidencia semestral de la Unión Europea (UE) y es uno de los países ex comunistas que ingresaron a la UE en la polémica macroampliación de 2004. Por ello, la nueva constitución de Hungría tiene una gran resonancia simbólica. El preámbulo de la nueva constitución húngara contrasta con una UE que ha hecho del laicismo su nueva religión.

«No tenemos miedo a las críticas, vengan de la Europa del Oeste o de más allá», ha dicho el «premier» húngaro.

Los promotores de la homosexualidad están furiosos, pues según la nueva constitución Hungría se obligará a «proteger la institución del matrimonio como una comunidad de vida basada en la decisión voluntaria de un hombre y una mujer», y considera a la familia como «la garantía de la supervivencia de la nación».

Además a esto se le une que prohíbe las discriminaciones «por nacimiento, raza, color, sexo, discapacidad, idioma, opiniones políticas o de otro tipo, origen nacional o social, religión o propiedad de activos». Tampoco han gustado a los lobbys anticatólicos que la mención sea al hecho biológico —el sexo— y no a la «identidad de género».

«La vida del feto deberá ser protegida desde el momento de la concepción». Parece que los húngaros no quieren dejar muchos resquicios y que cuando se quieren hacer las cosas bien se hacen.

En conclusión: respeto a la vida, defensa a la familia basada en la unión entre un hombre y una mujer, prohibición de discriminaciones, nada de ideología de género y un himno que comienza con la frase “¡Oh, mi Dios, que Hungría Te bendiga con abundancia y buen humor!”.

Después de la constitución, campaña provida

Tras la aprobación de la nueva constitución de Hungría, se están dando los pasos necesarios para cambiar la mentalidad y las leyes del país.

La nueva constitución abre la puerta para que se inicien los trámites para derogar o limitar la ley de aborto vigente. Pero sin esperar a ello, el gobierno de Viktor Orban, ha lanzado una campaña institucional para reducir el número de abortos. Contando con fondos de la Unión Europea –lo cual ha escandalizado a Bruselas-  se hará una campaña institucional con anuncios que muestran a un feto y dice:

“Entiendo que no estés preparado para tenerme, pero podrías darme en adopción, ¡DÉJAME VIVIR!”

Visto en: Argentinos Alerta 

domingo, 5 de febrero de 2012

Los gays en una Misa!

Ernesto Palacio analiza la realidad argentina


Ernesto Palacio en su extraordinario libro “La historia falsificada” nos dice que la historia “debe rehacerse continuamente, en la medida que lo requieran las necesidades actuales de la comunidad” ya que “ella no es un simple relato de hechos (…), sino (…), una conciencia, en la cual la función de la memoria consiste en retener lo que nos es útil

Palacio, lejos de caer en el relativismo histórico por considerar que cada época tiene una “verdad histórica” aclara que “sí las interpretaciones varían con las épocas y los autores, ello no implica generalmente un proceso de destrucción paulatina y fatal de las viejas verdades, sino la exhibición de aspectos inéditos o mal apreciados y, en definitiva, un aumento de la experiencia común


El siguiente es un texto muy actual y del que podemos extraer una gran enseñanza.

Vivimos en una trágica encrucijada de la Historia, en que domina la preocupación angustiosa por los destinos colectivos, y hay una conciencia despierta sobre los peligros que nos acechan y sobre la necesidad de elegir entre los caminos oscuros que se abren a nuestro paso. Sabemos que no es indiferente éste o aquél; que hay que elegir bien, porque en ello puede irnos la vida; que no debemos abandonarnos al optimismo providencialista, arrorró con que nuestros mentores halagaron nuestros oídos- hasta adormecerlos y que hizo las veces de ideal nacional hasta los comienzos de la guerra europea. Nadie cree ya entre nosotros en el progreso indefinido hacia la democracia perfecta; ni en la retórica de tierra de promisión, fundada en la extensión de nuestro territorio y en el número de nuestras vacas; ni en- el mito de la prosperidad creciente con que nuestros políticos pretendieron cohonestar su imprevisión y su pereza. Hemos sufrido en carne propia los rigores de la crisis y nuestra dependencia de la política y la economía mundial; hay hambre en nuestros campos porque sus productos se malvenden; el optimismo ha quedado relegado a tópico de oratoria oficialista, y nuestra confianza en el porvenir ha cedido ante el pánico y ha sido sustituida por un sentimiento de indefensión y la convicción consiguiente de que no debemos "esperar" sino "hacer" nuestro destino.

La primera parte ya la vivimos pues “nadie cree ya entre nosotros” que la bonanza económica durará para siempre, aunque los “mentores halagaron nuestros oídos hasta adormecerlos y que hizo (y hace) las veces de ideal nacional”, y todo esto lo sufrimos porque nuestros políticos con su falso optimismo quisieron “cohonestar su imprevisión y su pereza”, resguardándose muy bien detrás de la bonanza económica. Es evidente que hoy “el optimismo ha quedado relegado a tópico de oratoria oficialista” pues la realidad de la calle dice otra cosa.

La segunda parte todavía no la experimentamos, pero estamos pronto a ello, pues no hay hambre en nuestros campos, pero si hay malestar en nuestras ciudades.

¿Cuál es la solución que propone Palacio?

Hacer nuestro destino. Fácil es decirlo; pero, ¿estamos preparados para ello? Obrar sí, pero, ¿en qué sentido? Una nación obra válidamente en el sentido que la determina su propia índole, prescrita en su historia. Para hacer, hay que ser.

De esta manera, el problema de lo que hacemos esta condicionado por el problema de lo que somos, y para Palacio, en ese momento histórico (y hoy también) no sabemos lo que somos, pues para saber lo que somos necesitamos una historia, que es la que nos lo comunica. No sabemos lo que somos “porque se nos ha confundido deliberadamente sobre nuestros orígenes y no sabemos ahora de donde venimos.” Para Ernesto Palacio debemos contemplar “la situación del conjunto de las naciones, mirar hacia afuera, no hacia adentro”. Pero ninguno de nuestros políticos piensa siquiera de esta manera y nos transforma en una república semi colonial (basta ver lo que hacen las mineras en nuestro país para darse cuenta de esto)

Así, estamos huérfanos, huérfanos por no haber reconocido a nuestros padres (causa de que nuestros padres relegaron de los suyos) por eso “a semejanza de los liberales de España, nosotros quisimos ser también cualquier cosa menos españoles” y buscamos nuestros orígenes en el mito de la Revolución Francesa.La paternidad revolucionaria, está si era nuestra razón de ser, nuestro título a la admiración del mundo, nuestro galardón, la cifra de nuestra esperanza.

Pero “la adopción de este mito arbitrario envenenó toda nuestra vida colectiva. Porque declararnos hijos de la Revolución, tanto daba como declararnos hijos del Caos, ya que sus principios implican la negación de todas las condiciones de la convivencia social. Ellos nos obligaban a despojarnos, en nombre del Progreso, de nuestra religión heredada; en nombre de la Civilización, de nuestra predisposición atávica por la aventura; en nombre de la Prosperidad, de nuestro idealismo caballeresco; en nombre de la Igualdad, del culto por los héroes; en nombre de la Libertad, de la sumisión a la autoridad legítima. Todas las virtudes sociales en que habría podido fundarse la grandeza nacional fueron hostilizadas y befadas con el fin de imponernos un igualitarismo de hormiguero laborioso y laico, donde la única aventura legítima consistiría en enriquecerse, el único culto honrado sería el del becerro de oro y los únicos héroes los fundadores de escuelas destinadas a perpetuar esa abyección. Renunciamos así a la Historia para resignarnos a la prosperidad material de la factoría, cuya vida se cuenta por la periodicidad de sus balances. Y en esta empresa bastarda a que nos condenaba la generación organizadora ni siquiera conseguimos el objetivo que nos proponíamos, ya que la riqueza material no la obtiene una nación con los mismos procedimientos de una casa de comercio, sino por añadidura, cuando se propone una finalidad trascendente a la riqueza misma.Para ser ricos —escribe Maeztu- hay que tener conciencia de un ideal y de una misión. Esaú vendió por un plato de lentejas su derecho de primogenitura, y ésta es una de las parábolas de más extensa aplicación que se han escrito. ¿Cuántas veces no habrán hecho otro tanto los politicastros de la América hispánica y los de la misma España? ¿No hemos visto a los hijos de las mejores familias disputarse las representaciones de las firmas extranjeras, sin dárseles una higa de que estaban enajenando la economía nacional, al poner en manos extrañas lo que debiera hacerse por las propias?...”

De esta manera, el mito que adoptamos no fue fructífero sino totalmente disolvente, porque la Revolución nunca lleva al orden, presupuesto necesario para una convivencia pacífica. Pero lo peor de todo fue que reemplazamos las “virtudes sociales” heredadas y que tan grande habían hecho a España y a América (por más que les pese a los progre y a los liberales de antaño) y las reemplazamos por ideas abstractas sin contenido que lo único que buscaban era resguardar una nueva realidad: la obtención, mantenimiento y acrecentamiento de la riqueza material, ¡que ni siquiera obtuvimos! Porque “la riqueza material no la obtiene una nación con los mismos procedimientos de una casa de comercio, sino por añadidura, cuando se propone una finalidad trascendente a la riqueza misma.¿Tenemos esta “finalidad trascendente” como objetivo primordial?

Por último, Palacio se pregunta “¿Dónde esta el camino de la salvación?” y se contesta diciendo que “solo una revisión de nuestra historia nos pondrá en condiciones de proclamar abiertamente ante el mundo nuestro ser y nuestro ideal

El problema planteado por Palacio es en otro momento histórico, evidentemente, que lo lleva a decir que esta revisión que el demanda, y que de hecho se esta realizando, “tenderá naturalmente a restablecer el vínculo natural con la tradición hispana”, cosa que hoy no solo no se da sino que el rechazo es manifiesto.

¿Esta revisión a la que estamos frente logrará el cometido que propone Palacio? ¿Desdeñando de nuestros orígenes hispanos lograremos saber cuál es nuestra “finalidad trascendente”? La respuesta es fácil y de sentido común: ninguna revisión que niegue la realidad puede dar buenos frutos. Por eso debemos volver a revisar la historia con humildad y reconocer las bondades del orden hispano, aceptarlo y si es necesario, superarlo, pues negando la realidad no hacemos más que destruirnos.


viernes, 3 de febrero de 2012

¿Qué concepción del hombre y la cultura tenemos los argentinos?


Vicente Sierra en el apartado sobre la Reforma constitucional de 1949 decía lo siguiente:

“Fuera del hombre la cultura no tiene significado; su fin es asegurarle una vida realmente humana, de manera que para que una cultura perdure es necesario que sepa para que concepción del hombre y de la vida existe.”

Ahora bien, ¿qué concepción del hombre y de la vida tenemos los argentinos y el mundo hoy?

Para contestar veamos las políticas que supuestamente tienen la intención de beneficiar al hombre y nos daremos cuenta de lo que piensa la cultura del hombre. Así, en el momento actual la existencia humana depende pura y exclusivamente de la consideración de los hombres en vida.: un ser humano es ser humano cuando otro ser humano “quiere” que lo sea, sino es un conjunto de células sin vida que puede eliminarse. Vasta con escuchar a uno de los filósofos aplaudidos por la modernidad para entender esto:

"los humanos recién nacidos no son ni personas ni cuasi-personas, y su destrucción en modo alguno es algo intrínsecamente malo" [1]

Una declaración extrema de egoísmo espurio que gobierna todos los actos del gobierno argentino y me atrevería a decir, del mundo entero. La política llevada a cabo para la despenalización del aborto y la aceptación de la eutanasia es la clave para entender el concepto del hombre que tenemos como nación y como cultura. El Estado quiere controlar la vida y la muerte de los hombres: comenzó sacándole el manejo de los nacimientos, matrimonio y defunciones a la Iglesia (Institución que nunca atentó contra la vida humana desde la concepción, que intentó sostener la sacralizad del matrimonio prohibiendo su ruptura, y que condenó firmemente el suicidio bajo cualquier circunstancia). Luego propuso políticas para restringirlos: métodos de esterilización, educación sexual, divorcio y, como si fuera poco, matrimonio entre personas del mismo sexo. Por fin, fue logrando lo que le interesaba: la destrucción del hombre viejo y la creación de uno nuevo: destrucción de la vida desde la concepción con el aborto; la destrucción de la célula primigenia de toda sociedad, el matrimonio entre personas de distinto sexo reemplazándola por una unión perversa entre hombres que definen la sexualidad a su antojo y hasta la unión entre seres humanos y animales; la legalización del suicidio asistido para culminar la vida sin más; y por último, lo que le interesa verdaderamente, el manejo de la patria potestad, que todavía no lo sufrimos pero esta al caer. Y así, levantándose sobre todos los hombres este Estado omnipotente habla de esta manera de sí mismo:

Yo soy el Estado Total, soy quien defino quien nace y quien muere, defino como nace, como se relacionan los hombres y como mueren, defino porque nacen, porque se relacionan y porque se mueren. Yo soy el Estado Total, el que controla cada estadio de la vida humana. Soy amo y señor en la Tierra y como no lo soy fuera de ella, defino que todo lo que es extra terrestre no existe. De esta manera, tengo la potestad de definir que existe y que no, de acuerdo a la posibilidad de control que tengo sobre ellos. A los hombres los puedo controlar, entonces existen. A la Divinidad y su Religión no puedo controlarla, entonces no existe. En fin, soy el Príncipe de este Mundo”.

El hombre no puede interponerse en la creación, sí puede hacerlo en la destrucción. No puede evitar la vida pues es creación, sí puede intentar evitar la muerte pues es destrucción. Siguiendo este razonamiento tan simple y primario vemos que el aborto es destrucción porque impide la vida y la eutanasia también lo es porque termina con ella. Los adelantos médicos son creación porque ayudan a perpetuar la vida y el nacimiento de un niño es creación, porque es vida. Del matrimonio de personas del mismo sexo hay destrucción, porque de esa unión no surge la vida, sino que es un impedimento para la ella. Los métodos anticonceptivos son destrucción porque impiden la vida. ¿No queda claro que  nuestra cultura es una Cultura de la Destrucción, una Cultura de la Muerte y, lo peor de todo, que nos creemos creadores? En definitiva, quienes creen que nuestra cultura es una Cultura de la Creación tienen la inteligencia destruida pues no pueden pensar y lo que hacen es “querer” que así sea.

[1] Michael Tooley: Abortion and Infanticide. Clarendon, Oxford University Press, Oxford, 1983, pp.411-412.