"La primera ley de la historia es no atreverse a mentir, la segunda, no temer decir la verdad" Su Santidad Leon XIII

lunes, 30 de abril de 2012

El progresismo kirchnerista última fase el neoliberalismo menemista


El adjetivo “vaciamiento” que tanto venimos escuchando últimamente no es entendido en profundidad. Para poder entender el “caso YPF” debemos conocer en perspectiva la historia argentina de los últimos 30 años.

Para empezar a exponer mis ideas voy a tomar como método dos conceptos del tan lúcido y destructor político y ensayista italiano, Antonio Gramsci, uno de los fundadores de la Nueva Izquierda, relectura del marxismo ortodoxo en el siglo XX, quien creía, y con razón, que las ideas-límite del liberalismo eran las ideas-fuerza del socialismo. Teniendo en cuenta esto, pasamos al origen y causa de gran parte de nuestras desdichas contemporáneas.

En 1982 cuando Domingo Cavallo era presidente del Banco Central estatizó la deuda privada externa y nos sometió a una dependencia que al día de hoy sufrimos. De ahí en adelante, vino el gobierno de Raúl Alfonsín, signo de apertura política a la democracia pero no muy ducho en las cuestiones económicas. De esta manera y con un cierto nivel de estabilidad en el sistema político argentino asumió Carlos Menem y es aquí donde quería llegar.

El neoliberalismo menemista de los noventa se transformó en la idea-fuerza del progresismo kirchnerista de la primera década del siglo XXI. Tienen una misma línea, aunque se deploren. Es más, esta guerra encarnizada entre ambos no es más que la lógica de una dialéctica imperialista que nos sigue carcomiendo las entrañas. Para ellos el caos es creador y hace avanzar a la historia. Por eso, ayer fuimos enemigos y hoy somos amigos y viceversa. En definitiva, son funcionales a un sistema que los supera.



Pero ¿cuáles son las ideas-límite del neoliberalismo menemista de las que parte el progresismo kircherista? El vaciamiento.

Las privatizaciones de la época menemista son la entrega de los recursos de los argentinos a manos extranjeras sin control alguno. La consecuencia lógica de tamaño acto es el vaciamiento de esos recursos.



La estatización de la época kirchnerista es la coronación de este acto de vaciamiento al tomar esos recursos vaciados sin castigar a quien los destruyo. Es más, cabe pensar que la gestión gubernamental es cómplice de dejar escapar a los culpables de este gran robo a la Patria. Algo así como lo que hizo Perón con la compra de los trenes a Gran Bretaña con el oro argentino depositado en Londres, cuando el sistema ferroviario no servía para mucho. Sino fuera ese el objetivo del progresismo kirchnerista entonces por qué no le quita la concesión a las multinacionales que realizan minería a cielo abierto en la cordillera de los Andes. ¡Porque estas empresas dan ganancias a los extranjeros y no como YPF que ya no! Los hechos hablan por sí solos.



En definitiva, desde la deuda externa, cuyo artífice fue Domingo Cavallo, pasando por la estabilización del sistema político con Alfonsín, la época menemista y kirchnerista son más que épocas gestionadas por mercenarios a sueldo que trabajan para los intereses foráneos.

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El nuevo orden mundial y la seguridad demográfica


La ambición de controlar la vida humana desde la concepción a la muerte es la máxima expresión del imperialismo integral, tal como hoy se manifiesta. Como vamos a ver, este imperialismo es meta político, ya que procede de una concepción particular del hombre.

Por el P. Michel Schooyans,
PhD, PhLD, STD, profesor de la Universidad de Lovaina) (*)

Las expresiones políticas y no políticas de este imperialismo no son más que las consecuencias perceptibles de esta antropología. Esto nos va a llevar a aclarar la dimensión totalitaria de este imperialismo, cuyos efectos todavía no se han mostrado en su totalidad.

Para analizar la génesis de este imperialismo que está naciendo ante nuestros ojos, vamos a partir de la ideología de la seguridad nacional.

Hacia la globalización

Desde el final de la guerra de 1939-1945, la diplomacia norteamericana ha estado grandemente dominada por el tema de los "dos bloques". Con ciertas variaciones de acento, este tema fundamental aparece bajo las etiquetas de guerra fría, enfrentamiento Este-Oeste, zona de influencia, coexistencia pacífica, deshielo, distensión, etc. Más, con motivo de la crisis petrolífera de 1973, algunos círculos norteamericanos empiezan a percibir la importancia de otra división, la división Norte-Sur. El congreso de Bandung, en 1955, presentaba ya el aspecto de un manifiesto y, poco a poco, los CNUCED y las conferencias en la cumbre de países no alienados se imponen a la atención de los países industrializados: desde Ginebra (1964) a Belgrado (1989), se ha recorrido un camino apreciable. Durante todo este tiempo, el diálogo Norte-Sur se organiza y se institucionaliza; los países del Tercer mundo reivindican un Nuevo orden internacional.

En una obra publicada en 1970, Zbigniev Brzezinski había ya atraído la atención sobre el tema. La crisis petrolífera de 1973 juega el papel de un catalizador: si los países productores de petróleo pueden organizarse y amenazar las bases de la economía de los países industrializados, ¿qué ocurrirá si los países pobres productores de materias primas deciden ponerse de acuerdo e imponer sus condiciones a los países ricos?

Para conjurar el peligro, David Rockefeller, utilizando por cierto las tesis de Brzezinski, transpone a la división Norte-Sur las recomendaciones que su hermano había aplicado antes a la división Este-Oeste. Y lo que es más importante, generaliza además, al conjunto del mundo, una visión cuyo alcance, en 1969, estaba limitado, provisionalmente, al continente americano. Desde esta perspectiva, David Rockefeller, respondiendo a una sugerencia explícita de Brzezinski, organiza la "Comisión Trilateral": los EE.UU., Europa occidental y el Japón deben ponerse de acuerdo frente al Tercer mundo, que parece querer organizarse y del que dependen los países industrializados para importar materias primas y energía, y para dar salida a sus productos [2]. Y el Tercer mundo está en plena expansión demográfica.

La amenaza que pesa sobre la seguridad de los países ricos proviene, según ellos, de los países pobres. Las economías dependen ahora unas de otras, los pases ricos no deben devorarse entre sí, deben al contrario respaldarse; deben preservar e incluso acentuar sus privilegios. Las empresas multinacionales aparecen aquí como un mecanismo esencial del sistema global de la dominación; llevan a cabo una industrialización que al mismo tiempo se encargan de limitar. Gracias a los centros de decisión de la metrópolis, hacen posible el control de los costos de mano de obra. Mantienen un chantaje basado en la amenaza del traslado de fábricas, en caso de que consideren exorbitantes las reivindicaciones de los trabajadores locales. Organizan la competencia y, al mismo tiempo, la controlan, ya que las relaciones de competencia quedan limitadas al mundo de los trabajadores, entre los que las desigualdades de retribución constituyen, a nivel mundial, un factor de división que hay que alimentar para seguir dominando. En suma, las multinacionales velan sobre sus mercados, protegen, en caso necesario, sus oligopolios, y vigilan y, en ocasiones, frenan el desarrollo económico de las naciones satélites. Por su parte, la investigación científica deberá intensificarse y concertarse para garantizar el mantenimiento de un avance constante y decisivo con respecto a los países menos desarrollados. La alta tecnología será exportada con gran parsimonia, para que los países más avanzados en el camino del desarrollo no puedan competir con la producción sofisticada cuyo monopolio quieren conservar celosamente los países de la era post-industrial.

¡Multimillonarios de todos los países, uníos!

Se trata de construir un nuevo orden mundial, de tipo corporativista, lo que se ha hecho urgente -se asegura- en razón de la interdependencia de las naciones. Pero lo que sucedía ya a escala panamericana, se produce ahora a escala mundial: se pasa rápidamente de la interdependencia a la dependencia. Todos los países, en efecto, no presentan un mismo nivel de desarrollo; en razón de su presencia y compromisos en todo el mundo, los EE.UU. se consideran con derecho a arrogarse una misión de liderazgo mundial. A esta misión deben asociarse las naciones ricas y las clases ricas del mundo entero; la seguridad, su propia seguridad, debe constituir la preocupación común y predominante de los ricos. Esta preocupación justifica, por su parte, la constitución de un frente común mundial, una unión sagrada, si quieren conservar sus privilegios. Con respecto a este imperativo de seguridad común, todos los factores de divergencia entre ricos no tienen sino una importancia relativa o incluso secundaria.

Este frente común mundial sólo podrá articularse a partir de los EE.UU. y bajo su liderazgo. En razón de su desarrollo y de su riqueza, Europa occidental y Japón serán asociados, a título de aliados privilegiados, a la empresa de seguridad común. Todo ese bloque constituido por las naciones ricas deberá esforzarse en controlar el desarrollo en el mundo en general. La austeridad ha dejado de ser una virtud: es un deber. Frenar el crecimiento, frenar la capacidad de producción y practicar el maltusianismo económico se imponen tanto más -se nos dice- cuanto que hay que proteger el entorno amenazado por la contaminación. Y así, la justificación teórica del "crecimiento cero" vio la luz en 1972 en el Informe Meadows, y ha sido difundida por el Club de Roma, empresas ambas generosamente financiadas por el grupo Rockefeller [3].

Los países comunistas tampoco deberían quedar al margen de este proyecto de seguridad global. China merece una atención excepcional. Está probado -como ya hemos visto [4]- que la despiadada política demográfica llevada a cabo en China popular ha sido apoyada e incluso estimulada por algunos círculos norteamericanos y occidentales inquietos por la aparición de un nuevo "peligro amarillo".

Los países del Tercer mundo deberán, pues, aceptar un programa "global". Como los países ricos necesitan sus recursos, estos países en vías de desarrollo no podrán sentirse irritados o escandalizados por el mantenimiento de antiguos métodos de explotación. Tendrán que admitir que su desarrollo habrá de hacerse bajo control; llegado el caso, podrá alabarse la virtud del compañerismo podrán, por ejemplo, transferirse a su territorio algunas industrias contaminantes, declaradas indeseables en los países desarrollados [LA MINERÍA A CIELO ABIERTO, LA PESCA INDISCRIMINADA LA PAPELERA BOTNIA Y MUCHAS MÁS]. En cualquier caso, habrá que impedir que se organicen para esquivar la vigilancia de las naciones poderosas.

De todas maneras, al igual que existen límites para el crecimiento económico, también los hay para el crecimiento político. Así lo subrayaba Samuel P. Huntington en un Informe para la Comisión trilateral sobre la gobernabilidad de las democracias: "Hemos tenido que reconocer que existen límites potencialmente deseables para el crecimiento económico. E igualmente, en política, existen unos límites potencialmente deseables para la extensión de la democracia política." [5]

Estamos, pues, ante una formulación de alcance mundial del antiguo mesianismo norteamericano. Pero es indispensable señalar lo que esta formulación tiene de esencialmente nuevo y original: este mesianismo pretende, en efecto, atraerse el concurso no sólo de las naciones más ricas, sino también de las clases ricas de las sociedades pobres. Se pone de relieve, ante los ricos del mundo entero, que los pobres constituyen una amenaza potencial o incluso actual para su seguridad. De lo que se trata, en primer lugar es, desde luego, de proteger la seguridad de los EE.UU. o, más exactamente, de los ricos de los EE.UU.; pero también de la seguridad de los ricos de todos los países, a quienes se invita a constituir, bajo la dirección de los Estados Unidos, una unión sagrada cuya razón de ser y objetivo es el contener el despegue de la población pobre: "¡Multimillonarios de todos los países, uníos!"

Así reinterpretada, la doctrina de la contención resurge como el Fénix renace de sus cenizas. Son las tesis principales de esta doctrina las que inspiran el proyecto universalista actual de los EE.UU. Europa occidental y Japón están asociados de manera especial a este proyecto a título de cómplices y de objetivos al mismo tiempo.

Una élite dominante internacional

La preocupación por la seguridad debe ser global. La seguridad, cuyo ámbito se dividía en varias partes, se percibe a partir de ahora como un todo: la seguridad es primeramente demográfica. Esta nueva doctrina exige la utilización de instrumentos de acción eficaces. Estos instrumentos son de orden político, educativo, científico, económico y tecnológico. La libertad de iniciativa de las universidades y centros de investigación será orientada o incluso anulada, y su función crítica será muy disminuida. Las subvenciones estarán subordinadas a la complacencia con la que dichos organismos acepten plegarse a unos programas de investigación definidos por la minoría dominante [6]. [Y SINO VER COMO FUNCIONA EL ESTABLISHMENT CIENTIFICO EN EE UU EN LA PELICULA “Expelled: No Intelligence Allowed”]

Esta minoría concederá una gran importancia al estudio de los problemas ecológicos, pues de ese modo será posible convencer a los países satélites para que se resignen a la austeridad o a la pobreza: "Small is beautiful" [7] [AL GORE ES UN GRAN REPRESENTANTE DE ESTA TENDENCIA Y TODAS LAS ONG SATELITE]. Esta misma minoría financiará las investigaciones sobre la reproducción, la fecundidad y la demografía, con el fin de desactivar la llamada "bomba P"

Las universidades, convertidas en "repetidores", junto con los medios de comunicación, se encargarán de difundir por todo el mundo, dramatizándolas, las tesis maltusianas, tras las que se ocultan los intereses de las clases ricas [8]. El programa de acción será conciso. Se pondrá de relieve la escasez de materias primas y la fragilidad del medio ambiente. Estos datos serán presentados como necesidades determinadas por la naturaleza, y el volumen de la población habrá de calcularse necesariamente de acuerdo con estos datos.

De esta forma se reúnen las condiciones fundamentales que caracterizan objetivamente a un régimen de tipo fascista. Para Juan Bosch, el "pentagonismo" era la explotación del pueblo norteamericano por una minoría norteamericana [9]. En la actualidad, el pentagonismo se ha universalizado y la minoría dominante se ha internacionalizado. Esta minoría estará constituida por "personas con recursos", que se sentirán halagadas al ser admitidas en grupos "informales", más o menos conocidos (como el grupo de Bilderberg, la Trilateral o el Club de Roma) u otros menos fácilmente identificables. Esta minoría se arrogará la misión de regentar el mundo y tendrá bajo control a todo un cuerpo internacional de intelectuales, ya sean cómplices o utilizados como instrumentos involuntarios, pero en todo caso poco clarividentes. No será necesaria la constitución de instituciones complejas, ni conseguir funciones representativas o cargos ejecutivos: una vez que haya adoptado la ideología de la seguridad demográfica, esta "élite" se apresurará a recurrir, con gran aplicación, a la táctica de la infiltración.

Un proyecto tan global y totalizador requiere necesariamente unos dispositivos jurídicos y políticos apropiados. En cuanto una "élite" acepta su propia "colonización ideológica", esta misma "élite" se separa del pueblo y pasa a ser capaz de todas las abdicaciones. A partir de entonces, puede ser utilizada como repetidor de un centro de poder de un tipo totalmente nuevo, que evocaremos para terminar.

Del Estado al Imperio totalitario

El imperio que está ahora construyéndose no tiene, en efecto, precedente alguno en la historia.

El fascismo, el nazismo y el comunismo soviético son ejemplos perfectos de totalitarismos. En estos tres casos, el Estado transciende al ciudadano; es el enemigo del yo en todas sus dimensiones: física, psicológica y espiritual [10]. Requiere de los individuos una sumisión perfecta y exige, si lo considera oportuno, que se le sacrifique la vida. Este Estado somete el matrimonio, la procreación, la familia y la educación a un control muy estricto. Más concretamente, la familia queda sometida a una vigilancia particular, pues en ella es donde se forman las bases de la personalidad del niño. El Estado totalitario que conocemos en la historia actual se esfuerza, pues, en sustraer al niño de la influencia familiar y le proporciona una educación integral. Este Estado inhibe la capacidad personal de juicio y de decisión; instaura una policía de ideas; culpabiliza y adoctrina, desprograma y reprograma. Impone una nueva ideología, organiza el culto del jefe e instituye una nueva religión civil.

La experiencia totalitaria se origina dentro de un Estado particular que se convierte en trampolín de un proyecto imperialista. La misión este Estado particular será definida y `legitimada' mediante la ideología totalitaria. El Estado particular no sólo es conocido, sino enaltecido. Y finalmente, una ideología supuestamente científica precipita en las tinieblas del oscurantismo a los que no se adhieran a la misma. El proyecto imperialista y totalitario que está tomando cuerpo ante nuestros ojos incrédulos presenta unas características totalmente asombrosas si se le compara con las que marcaron los sueños imperiales de Mussolini, Stalin o Hitler. Este imperio naciente tiene de increíble que no procede esencialmente de las ambiciones de hegemonía de un Estado particular. Tampoco es la emanación de una coalición de Estados y, lo que es más, como ya hemos visto, le vienen muy bien las desigualdades, e incluso las divisiones entre naciones y hasta se ingenia en sacar partido de ellas. El imperio que está construyéndose es un imperio de clase que emana del consenso establecido, por encima de las fronteras, por la internacional de la riqueza.

Por tanto, en ausencia de un Estado de contornos visibles, en el marco de este imperialismo de clase, nadie sabe quién decide ni quién es responsable. El lenguaje parece totalmente desconectado del sujeto que lo produce; todo es anónimo, impersonal y secreto. El productor del mensaje ideológico está oculto. No cabe, pues, someter el discurso al juicio personal: está listo para el consumo: frío, objetivo e imperativo. Evidentemente, aún cuando estén ocultos, el discurso es producido por sujetos, y éstos lo producen con destino a otros sujetos llamados a consumirlo. Pero si el sujeto productor de la ideología rompiera el secreto que le ampara, no podría seguir reivindicando la impersonalidad y la objetividad puras. La dimensión subjetiva, utilitaria, interesada, hipotética de su discurso se pondría inmediatamente de manifiesto. El alcance supuestamente universal de su discurso, al igual que las pretensiones `científicas' con que se reviste, aparecerían en seguida como lo que son: un engaño. El productor de ideología debe, pues, guardar el secreto: es omnipresente, pero inaprensible.

De este modo, el secreto mismo introduce una falsedad en el núcleo del discurso. No existe diálogo entre personas que intercambian libremente sus juicios y sus proyectos con voluntad de claridad. Uno de los interlocutores quiere permanecer en la sombra y quiere que el destinatario de su discurso ignore su identidad y sus intenciones. Todo discurso está, pues, desde un principio, marcado por la voluntad de engaño de la persona que lo emite. El lenguaje, que debería ser el prototipo de la mediación entre personas, se convierte en el medio por excelencia de la posesión de los demás. Como el sujeto productor de discursos no dice nunca quién es realmente, todo lo que dice está tachado de disimulo y engaño. Sus palabras se transforman en instrumentos de agresión contra la inteligencia y la voluntad de los destinatarios de las mismas. [CLARAMENTE HABLA DE LA MASONERÍA]

Este discurso violenta a las personas que lo reciben, reduciéndolas a la condición de receptáculos pasivos de una verdad venida de fuera, de depositarios de un saber alienado, alienante y hasta esotérico. De un saber supuestamente científico, cuya revelación ha sido hecha a sus iniciados, según éstos creen, gracias a su competencia, de un saber que les procura las bases del papel mesiánico que les corresponde para abrir por fin a la sociedad humana el camino de la felicidad...[EL EVOLUCIONISMO ES UN CLARO EJEMPLO DE ESTA ACTITUD]

Pues ¿qué nuevos territorios quedan todavía por conquistar? Las nuevas fronteras del imperialismo ya no son físicas; coinciden con las de la humanidad entera. No basta decir que hay que alienar al hombre, o que hay que poseerlo en todas las dimensiones de su yo. Lo que hay que hacer emerger es un hombre nuevo, completamente purgado de sus creencias pasadas, de su moral sexual, familiar, social, de su creencia en el valor personal de cada hombre y de su creencia en Dios, sobre todo en un Dios que se revela en la historia con el fin de asociar al hombre a su designio de creación, de salvación y de amor.

Nos encontramos así, en el nuevo imperialismo, ante la tercera característica del totalitarismo. El nuevo imperialismo, como vimos antes, no emana de un Estado particular, sino de la clase internacional de los ricos y pudientes. En cambio, como ya hemos dicho, este nuevo imperialismo está desprovisto de un "duce" o "jefe", pues los que lo fomentan cuidan de no dejarse ver. En cuanto al tercer punto, sin embargo, vamos a ver que la nueva clase imperial vuelve a las fuentes de la tradición totalitaria clásica: divulga una ideología donde se encuentra, según ella, el fundamento de su `legitimidad'.

La ideología de la seguridad demográfica

La ideología en cuestión es la ideología de la seguridad demográfica [11]. Según palabras de Marx, la ideología presenta siempre una imagen invertida de la realidad y procede siempre de una falsa conciencia. La ideología esconde siempre los intereses de sus autores. Los juicios que emite, y que constituyen la textura misma de la ideología, no pasan de ser hipotéticos. Y lo son incluso en dos sentidos: deben responder a una doble condición, que corresponde, a su vez, a la doble función que se espera de la ideología. Debe, por un lado, disimular ante los ojos de los autores de la ideología las verdaderas razones de su propio discurso. La ideología está aquí al servicio de la mala fe del ideólogo. Concretamente, la ideología de la seguridad demográfica es una intelectualización que disimula, ante los ojos de la misma clase imperialista, las verdaderas razones que motivan su conducta e inspiran su discurso. Por otro lado, esta ideología tiene por función el seducir a los que se invita -o fuerza- a adoptarla. Las mujeres que se hacen abortar y los pobres a los que se esteriliza son `programados' para que hagan suyo el punto de vista que sobre ellos tienen los que desean su alienación.

De esta forma, la ideología de la seguridad demográfica significa el inicio de una doble perversión. Del lado de sus autores, engendra el doblez; son ellos las primeras víctimas de la racionalización que confeccionan. Y como le colocan a su construcción ideológica la etiqueta de la ciencia, se impiden el ir a buscar fuera de su propia construcción la luz que podría sacarles de la prisión espiritual que fabrican para otros, pero en la que ellos mismos se encierran. Del lado de los destinatarios, engendra el consentimiento a la propia sumisión y les confirma en su alienación. Hasta el presente, nos encontramos ante la más peligrosa ideología imperialista totalitaria que ha conocido el mundo.

¿Una nueva humanidad?

Pero esto no es todo. La perversión esencial de esta ideología, de que son víctimas tanto sus autores como aquellos a los que va dirigida, es que procede por antífrasis: al mal le llama bien. Se niega la trasgresión de la ley moral; la conciencia individual sólo puede referirse a sí misma o, más exactamente, a los intérpretes autorizados de la trascendencia social que le dicen lo que puede desear o debe querer.

Esta ideología sirve de fundamento a las instituciones políticas y jurídicas que le sirven. El derecho, por ejemplo, que debería, por definición, aplicar sus esfuerzos a la instauración de la justicia para todos, es objeto de una manipulación ideológica en provecho de la minoría dominante constituida por la internacional de la riqueza. Mas si, como individuos, los miembros de la minoría dominante son generalmente inaprensibles, no por ello es imposible hacerse una idea bastante clara sobre el espíritu que les anima. La identidad de esta nueva clase imperialista puede determinarse fácilmente remontando desde la ideología que produce y desde los destinatarios de la misma.

El discurso ideológico de la nueva clase imperialista tiene un contenido bastante burdo. Empieza afirmándose como principio el acontecimiento liberador de la muerte de Dios. Este principio es `liberador' se nos dice, porque Dios impide la autonomía del hombre y su felicidad. Así pues, Dios debe morir, e incluso hay que ayudarle a morir, para que el hombre pueda vivir y tomar por fin su destino entre sus solas manos. Cumplida esta condición, la nueva humanidad puede nacer, y de este parto deben ocuparse los iniciados.

En este nacimiento, el papel de algunos médicos `ilustrados' será determinante y, al mismo tiempo, contradictorio. A ellos corresponderá el denunciar las `creencias pasadas', `precientíficas', así como los `tabús' que acompañan a dichas creencias. Son ellos quienes definirán esta tarea, pero su misión se fundará sobre la afirmación e esos mismos postulados [12]. Necesitan una ideología para `legitimar' su papel, pero son ellos los que definen el contenido de dicha ideología. Los tecnócratas médicos que regentan el nuevo imperio no se avergüenzan de semejante petición de principio. Pretenden que el objetivo que ha de procurarse a toda costa es la seguridad demográfica, pero es el imperativo de la seguridad demográfica el que se supone que funda la `legitimidad' de la tecnocracia.

Con el apoyo valeroso de los demógrafos, los tecnócratas se disponen a asistir a la humanidad en el parto del `sentido' de que su evolución es portadora. Están llamados a ejercer una nueva medicina: una medicina del cuerpo social más que del individuo [13]. Una medicina que consiste en administrar la vida humana como se administra una materia prima; en constituir una nueva moral basada sobre el nuevo sentido de la vida; en penetrar en la política con el fin de engendrar una sociedad nueva; en derruir la concepción tradicional de la familia disociando, con una eficacia total, la dimensión amorosa y la dimensión procreadora de la sexualidad humana; en transferir a la sociedad la gestión de la vida humana, desde la concepción a la muerte; en proceder, con ello, a una selección rigurosa de los que serán autorizados a transmitir la vida: temas todos ellos que han sido dolorosamente experimentados en la historia, incluso reciente, pero que aquí se reactivan con energía y se integran en un cuadro lúgubre y mortífero.

Y en estos temas predominantemente neo-maltusianos vienen a injertarse otros temas maltusianos clásicos. La felicidad de la sociedad humana -se nos dice- exige no sólo una selección cualitativa; requiere igualmente la determinación de unos límites cuantitativos. "Nosotros sabemos" que los recursos disponibles son limitados, y que una planificación realmente eficaz de la población mundial es condición indispensable para la supervivencia de la humanidad. "Nosotros sabemos" que esta necesidad es particularmente urgente en el Tercer mundo, donde puede observarse una trágica desproporción entre los recursos vitales y el crecimiento de la población.

Una nueva religión civil

La ideología imperialista pretende ser una ideología de oclusión de toda trascendencia que no sea la trascendencia social. El discurso en que se presenta es estrictamente hipotético, en el sentido que ha sido explicado más arriba: es el reflejo de la voluntad de los que lo emiten [14]. Tiene una función utilitaria, pero no tiene valor de verdad. Es útil para los que lo emiten y se presenta como un lenguaje universal; pero es la imagen invertida de los intereses particulares de los ricos y de los poderosos. No tiene ningún valor de verdad porque, en su principio mismo, se refugia en el aislamiento: el pensamiento se elabora en recintos cerrados al mundo exterior. Es la expresión más reciente de la antigua tradición cientificista, con una formulación orientada en provecho de las ciencias biomédicas. Sólo los métodos de esas ciencias pueden proporcionarnos -se nos asegura- unos conocimientos ciertos, y sólo estas ciencias pueden aportar al hombre la respuesta a sus interrogantes más radicales.

Este discurso cientificista ignora toda posible búsqueda filosófica -y con mayor razón teológica- de la verdad del hombre, la sociedad y el mundo. En particular, queda excluido todo discurso sobre un ser trascendente extramundano. La idea misma de una referencia creadora común a todos los hombres es declarada a priori sin sentido: es inútil considerarla siquiera. De ahora en adelante, una vez reconocida la muerte del padre, la fraternidad deja de ser posible y no hay una participación en una existencia recibida de un mismo creador. Sólo existe la voluntad pura. La sociedad se declara trascendente: una nueva religión civil ha nacido, un nuevo ateísmo político, un nuevo reino, cuyas divinidades paganas llevan por nombre poder, eficacia, riqueza, posesión y saber. Los que son ricos, sabios y poderosos demuestran, gracias a su triunfo sobre los débiles, que están justificados para ejercer un papel mesiánico. En ellos se encuentra en efecto, tanto la medida de sí mismos como la de los demás.

Esta ideología mesiánica y herméticamente laica, así como la moral del amo que le es inherente, exige que sus autores reprogramen a los demás hombres. Hay que programarlos física y psicológicamente; hay que planificar su producción y su educación; para ello, habrá que utilizar el hedonismo latente, y contar con la búsqueda del placer. Pero al mismo tiempo, habrá que alienar a las parejas, quitándoles toda responsabilidad en su comportamiento sexual. En suma, los tecnócratas médicos, piezas maestras de las fuerzas imperialistas, deberán ejercer un control total sobre la calidad y la cantidad de seres humanos.

Este discurso ideológico, que tiene la virtud de eliminar el sentido de la responsabilidad y la capacidad de acción en las personas, ejerce además la misma influencia en el plano de la sociedad. Para el Tercer Mundo, en particular, estas ideas son totalmente desastrosas. Consisten en hacer creer que la pobreza es natural, que es una fatalidad estrictamente ligada a un exceso de crecimiento demográfico. Junto a esa consideración cuantitativa, se insinuará también, siguiendo a Galton (1822-1911), que la pobreza de los pobres es la mejor prueba posible de su mediocridad natural. No hay que dejarles, pues, llenar el mundo, tanto por su propio bien como por el bien general. El uno y el otro recomiendan que el número de pobres sea calculado en función de la utilidad que representen [15].

Porque según la ideología que estamos examinando, la utilidad es el criterio único que debe tenerse en cuenta a la hora de admitir la entrada de un ser humano a la existencia. ¿Produce o consume bienes? ¿Produce beneficios o placer? Si las respuestas son negativas, el nuevo ser es nocivo: es un enemigo. Y como nada garantiza siquiera que, de ser útil lo seguirá siendo siempre, el ser humano constituye así una amenaza permanente para la seguridad de sus semejantes.

El pan-imperialismo totalitario...

Finalmente, y lógicamente, la ideología de la seguridad demográfica tiene por fundamento y término el punto de referencia único de la muerte. La ejecución del niño por nacer camufla la violencia de nuestra sociedad, tanto más cuanto que la materialidad de esta ejecución se realiza de manera furtiva [16]. El niño abortado es la víctima propiciatoria a la que se transfiere la violencia de nuestra sociedad. Es mi oponente, mi rival, es un obstáculo para mis intereses, para mi placer y para mi vida; es la causa de la pobreza, el obstáculo para el desarrollo. Va a desear lo que deseo, primero en el terreno del tener y luego en el terreno del ser. Va a surgir en la vida como mi doble: está de más; hay que suprimirlo.

Pero no se trata aquí de una violencia de menor cuantía, o de una violencia simbólica como las que aparecen en la historia de las civilizaciones y en la mitología. El niño muerto en el seno de su madre no es sacrificado: no se le hace sagrado para proteger la cohesión de la comunidad humana [17]. Es ejecutado sin que la violencia sea expulsada de la sociedad humana. Pues una sociedad totalmente laica ha de desacralizarlo todo, incluida la vida, y desmitificarlo todo, incluida la víctima propiciatoria. El sufrimiento y la muerte constituyen, en efecto, el absoluto sin sentido que justifica la rebelión contra el Padre. Por lo tanto, el niño al que se mata significa la destrucción del Padre Su ejecución no conjura la violencia; anuncia al contrario mucha más violencia. Salvo una fuerza mayor, nada puede ni debe limitar mi fuerza. Y lo que es más grave, una de las funciones de la ideología es la de disimular esa violencia ilimitada sustrayéndola al control de la razón. Así pues, la legalización del aborto señala la inminencia del retorno de un delirio irracional, disimulado bajo el camuflaje engañoso de una ideología de autoprotección.

La ideología neo-imperialista de la seguridad demográfica puede, pues, considerarse bastante cercana de la ideología nazi; es, en realidad, en más de un sentido, una extrapolación de la misma. Mientras que el nazismo se presentaba como una nacional-socialismo, en el neo-imperialismo actual los métodos se han refinado. No se trata ya de un imperialismo predominantemente militar, como entre los romanos, o predominantemente económico, como en la Inglaterra victoriana, se trata de un imperialismo de naturaleza claramente totalitaria. Los ideólogos han hecho un esfuerzo notable para disimular mejor sus designios. El papel de la ideología se ha hecho más importante: la conquista y el dominio de los cuerpos pasa actualmente por el dominio de las inteligencias y de las voluntades, y viceversa. Estamos en presencia de un fenómeno nuevo: el pan-imperialismo, donde el control de las almas es tan importante como el de los cuerpos.

...y "meta político"

Y finalmente, como su inspiración directa es la forma más reciente del cientificismo, este pan-imperialismo es de naturaleza meta política: se esfuerza en hacer triunfar una nueva concepción de la vida humana en la que ésta sólo tiene sentido a la luz de la trascendencia social. El pan-imperialismo se caracteriza, en efecto y ante todo, por la concepción particular del hombre que está por encima del ámbito de lo político. En nombre de esa antropología, el nuevo imperialismo ocupa las estructuras que le son necesarias para su poder: políticas, científicas, económicas, informativas, jurídicas, militares, religiosas, etc. Todas estas estructuras transmiten el poder imperialista, como por hipóstasis, hasta los confines de la tierra.

El Estado totalitario clásico es todopoderoso dentro de sus fronteras, pero este poder está limitado por el poder de los demás Estados. Se encarna en un príncipe (o un gobierno) que puede identificarse, que es visible y, por lo tanto, alcanzable, expuesto a una posible agresión y, por lo tanto, destruible. Aquí, en cambio, la revolución parece imposible, pues el príncipe de este mundo se cuida bien de no desvelar su rostro (cfr. Juan y, 44). El imperio meta político aspira a una supremacía incondicional e incondicionada; no quiere conocer o reconocer ni iguales ni rivales.

Los medios de comunicación, que tienen una función de información, tienen también, en el marco de este proyecto totalizador, una función de ocultación indispensable. No se toleran los vaticinios de Casandra, a menos que se garantice que no serán tomados en serio. La información ha de ser tratada según los intereses de los que la producen y según los gustos de los que la consumen. La colonización de la opinión debe tener efectos tranquilizadores en los unos y angustiantes en los otros. Lo único que de verdad importa es la seguridad de los pudientes; los débiles no tienen precio: los ricos pueden, pues, disponer de ellos a su antojo y exiliarlos fuera de las fronteras de la humanidad.
Los proyectos de la legalización del aborto no son, en suma, como hemos visto, más que la parte visible de un iceberg que oculta muchos peligros.


Citas:
1. "Between two ages. America's role in the technotronic era", Harmondsworth, Penguin, 1978. Nuestra exposición de las ideas de Brzezinski sigue muy de cerca esta obra.
2. En francés, la "Trilatérale" ha sido estudiada sobre todo en "Le Monde diplomatique". Véase, por ejemplo, de Diana Johnstone: "Les puissances économiques qui soutiennent Carter", no. 272 (noviembre de 1976), pp. 1,13 y ss.; de Jean-Pierre Cot: "Un grand dessein conservateur pour l'Amérique", no. 282 (septiembre de 1977), pp. 2-3; de Pierre Dommergues, "L'essor du conservatisme américain", no. 290 (mayo de 1978), pp. 6-9.
3. Cfr. "Halte a la croissance".
4. Cfr., más arriba, p. 163.
5. Cfr., de Michel Crozier, Samuel P. Huntington y Joji Watanuki, "The crisis of democracy", Nueva York, New York University Press, 1975, p. 115.
 6. Cfr. "Between two ages", pp. 9-12 y ss. Comentando las ideas de Brzezinski al respecto, Anthony Arblaster escribe: "It is depressing enough that intellectuals should be willing to accept the roles which Brzezinski foresees for them specialists [...] involved [...] in government undertakings and house ideologues for those in power-. But the subordination of intellectuals to the state and its requirements does not occur only at the individual level. There is a strengthening tendency for the institutions within which [...] most intellectuals now work, also to be shaped according to the particular political priorities of a particular government" ("Ideology and intellectuals", en: Knowledge and belief in politics, de Benewick y otros, pp. 115-129; la cita es de las pp. 123 y s.)
7. Alusión a la obra de E.F. Schumacher, "Small is beautiful. Economics as if people mattered", Nueva York, Perennial Library, 1975.
8. Cfr. Daniel Bell, "The end of ideology. on the exhaustion of political ideas in the fifties", Nueva York-Londres, Free Press Paperback, 1965.
9. Véase, de Juan Bosch, "El pentagonismo, sustituto del imperialismo", Madrid, Crónica de un siglo, 1968, y especialmente: pp. 18-21.
10. Sobre el totalitarismo, véase, de Jean-Jacques Walter, "Les machines totalitaires", París, Denoel, 1982; de Igor Chafarevitch, Le phénomene socialiste, París, Seuil, 1977; de Hannah Arendt, The origins of totalitarianism, Nueva York, Meridian Books, 1959.
11. Por su postura en materia de demografía, la Iglesia constituye una amenaza para la seguridad nacional de los EE.UU. Ésta es la tesis presentada con gran fuerza por un autor al que difícilmente puede tacharse de excesivo progresismo: Stephen D. Mumford, en: "American democracy & the Vatican. Population growth & national security"", Nueva York, Humanist Press, 1984. Complétese con: "Role of abortion in control of global population growth", de Stephen D. Mumford y Elton Kessel, en: "Clinics in obstetrics and gynaecology", t.13 (marzo de 1986), p. 19-31; sobre Kessel, véase, de L. Weill-Halle, L'avortement de papa, p.53.
12. Cfr., más arriba, p. 176.
13. Cfr., p. 123.
14. Cfr., más arriba, p. 112-118.
15. Cfr., pp. 166 y 178-181.
16. Cuanto menor es la percepción que de la víctima tiene el verdugo, menor es el control que éste tiene de su agresividad. Cfr., de Stanley Milgram, "Soumission a l'autorité. Un point de vue expérimental", París, Calmann-Lévy, 1984.
17. Cfr., de René Girard, "La violence et le sacré", París, Grasset, 1972.


(*) Monseñor Michel Schooyans es un sacerdote belga, Dr. en Sociología y en Filosofía, profesor emérito de la Universidad Católica de Lovaina y miembro consultor permanente en el Consejo Pontificio para la Familia, presidido por el cardenal Alfonso López Trujillo. Desde hace años investiga la cuestión demográfica, en particular las mentiras y falacias que se propagan en torno al «problema del crecimiento poblacional mundial», sobre todo a partir del famoso Memorando Secreto 200/74, elaborado por Henry Kissinger por pedido de Gerald Ford, en ese entonces Presidente de EE.UU.
(Nota de José Arturo Quarracino)

domingo, 29 de abril de 2012

“La ONU legitima el control demográfico de los pobres porque comen y no producen” dice Michael Schooyans

Michel Schooyans, de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, habla para LA RAZÓN



El profesor Michel Schooyans es profesor de la Universidad de Lovaina y Miembro de distintas instituciones vaticanas como la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, así como Consultor del Pontificio Consejo para la familia. Recientemente estuvo en Madrid, participando en el V Congreso de Católicos y Vida Pública. Michel Schooyans viene denunciando desde hace tiempo, en artículos, libros y conferencias una nueva política en torno a los derechos humanos promovida por la ONU a través de un documento titulado Carta de la Tierra, al que sólo se opone la Iglesia católica

David Amado - Madrid.-

Michel Schooyans, que recientemente estuvo en Madrid en el V Congreso Católicos y Vida Pública, ha aceptado hablar con LA RAZÓN sobre la política de Derechos Humanos de la ONU.


¬ ¿Qué es la Carta de la Tierra?

¬ Es un instrumento ideológico utilizado para legitimar políticas de control de la población a escala mundial, especialmente de los más pobres, pues comen y no producen. En algunos documentos de la ONU se habla del aborto como método de control de la natalidad.


¬ ¿Cuáles son sus fundamentos ideológicos?

¬ Desde hace 30 años hay una nueva teoría según la cual los Derechos Humanos deben someterse a los imperativos de la Tierra. Se trata de una reformulación de la doctrina maltusiana que dice que no hay suficientes recursos para alimentar a todos los hombres. La Carta de la Tierra es una cosa ridícula: sumisión del hombre a la Madre Tierra. Sólo sirve a los intereses de los países ricos y de los anticristianos.

¬ Eso suena a una cierta adoración de la Tierra...

¬ Sí, se trata de rendir culto a la Tierra. Es un monismo panteísta que considera que el hombre apenas es el producto de la evolución material y que va a desaparecer un día. Hoy se traducen esas premisas en recomendaciones que tienden a afirmar que los hombres que sufren son inútiles.


¬ ¿Se puede decir que el hombre es un peligro para la Madre Tierra?

¬ No. El único recurso en realidad es el hombre. Los naturales se agotan, pero el hombre, con su inteligencia, descubre nuevas maneras de producir riquezas.

¬ ¿Cuál es el objetivo de la Carta de la Tierra?

¬ Sirve para «justificar» (una falsa justificación anticientífica) políticas que no quieren revelar su verdadera cara: «No queremos una población vieja, de minusválidos y enfermos».


¬ Y ¿qué pasa con el hambre?

¬ Sus grandes causas son las deficientes políticas, las catástrofes naturales inevitables y la ignorancia y la corrupción. Desde el siglo XIX se sabe que el maltusianismo es falso. Los trabajos serios en demografía desmienten los postulados de la ONU.

¬ Y ¿nadie le hace frente?

¬ El mayor obstáculo al triunfo de esta visión es la Iglesia que continúa afirmando la primacía del hombre.

¬ En la práctica, ¿qué consecuencias concretas tiene el documento?

¬ Muchas. La OMS insiste más sobre la salud de la sociedad que la del individuo. La UNICEF preconiza un programa de educación sexual al margen de los padres y pide el libre acceso de los adolescentes a los anticonceptivos y el aborto de espaldas a los padres [nuestro país no queda al margen de esta imposición internacional, baste ver Piden preservativos para escuelas primarias] . También la UNESCO tiene un programa educativo centrado sobre la Carta de la Tierra.

¬ Usted ha señalado que esta ideología parte de una nueva concepción del derecho.

¬ El derecho se impone. Es un sistema jurídico totalmente amoral. La ley no tiene nada que ver con la justicia. De esta manera pronto el aborto y la eutanasia serán un nuevo «derecho humano».

sábado, 28 de abril de 2012

Algunas observaciones sobre el Acto de la Militancia

Ayer vi un rato el acto de la militancia en el que habló solamente nuestra presidente. Lo que vi fue añoranza del pasado peronista, más que nada, de la legitimidad sin clientelismo. Porque muchos de los que estaban ayer ahí fueron movilizados y no saben muy bien que es el “proyecto nacional y popular”. Los movimientos juveniles, verdaderos organizadores del acto, intentaron demostrar un consenso nacido del convencimiento y no, como la mayoría interpreta, del clientelismo y las prebendas.



También percibí cuando escuche a la presidente (y lo percibo cada vez con más fuerza), una soberbia sin igual frente a lo popular. Ella se pone por encima del pueblo, ella es la conductora (tal como enseñó Juan Domingo) pero no en una actitud paternal (como copio Perón de Mussolini) sino autoritaria (al mejor estilo Stalin). La diferencia es evidente: el padre quiere lo mejor para su hijo y por eso lo premia o lo castiga. El autoritario lo hace para lograr sus objetivos egoístas e individualistas, no le importan sus hijos, los usa para su beneficio personal. Baste ver la cantidad de propiedades que la familia Kirchner tiene en Río Gallegos para darse cuenta de esto. Sin palabras.



El desprecio a lo popular cada vez se hace más notorio. Esta gestión ha ahondado esa actitud que nace del Conductor. Ella es la que manda y enseña, es la docente. Ella, dejo en claro ayer, que entrega el “proyecto” a la juventud. Es un acto de bondad hacia sus hijitos, pero es Ella la que lo entrega porque fue Ella junto a El los creadores del proyecto. Esto se esta volviendo casi mitológico!

También lo que vi es que el acto que a diferencia de otros, se tornó más izquierdoso. Si bien siempre están las banderas del “Che” Guevara y de Tupac Amaru, ella los hizo presente mencionándolos. Aparte marcó el rumbo de la juventud: “esta siempre debe ser más izquierdista que los que estamos en el gobierno” ¿por qué? Varias conclusiones:



Primero porque la izquierda revolucionaria es la que mejor controla a la adolescencia bulliciosa: para este periodo de rebeldía, démosle más rebeldía… controlada. Pero ojo, hasta ahí. Una vez en la gestión deben madurar. Deben “ingresar en el sistema nacional y popular”. El folclore de la juventud revolucionaria esta muy bien, Ella lo vivió y lo recuerda con mucho gusto, pero el “sistema nacional y popular” solo lo toma como ropaje, porque es una cosa más seria y con un tejido de relaciones y de intereses que no se puede dejar librado a la rebeldía adolescente.

Segundo, porque es una muy buena manera de controlar a la juventud. Llenémoslos de ideales de justicia guevaresca. Impulsémoslos a la ayuda de los pobres y necesitados. Rebelémoslos al invasor tal como lo hizo Tupac Amaru (cosa que históricamente no fue así), en fin, “¡tomen una moto y viajen, vean la pobreza y creen su propio destino ayudando al de los demás!” En definitiva, mantengámoslos en actividad para que no molesten con reclamos verdaderos y necesarios de una franja de la población que puede ser peligrosa por sus vaivenes ideológicos. Ya lo demostró Francia en las elecciones del domingo. La candidata de la ultraderecha, Marie Le Pen, obtuvo el 20% de los votos y su mayoría vino de la juventud. ¡Cuidado, progres!

Tercero, preparémoslos para el “sistema nacional y popular”. Algunos ya se han recibido con honores: Mariano Recalde, Axel Kicillof y otros más, “que han entendido como funciona el sistema” y ya pueden incorporarse a él.



Y por último, el acto me pareció cuasi religioso. Con sus plegarias a El como Dios y a los 30.000 desparecidos como los Santos que interceden frente a El. Con Ella como la vicaria en la tierra de ese Dios que fundó la religión “nacional y popular” y las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo como los monasterios de donde salieron los Santos desaparecidos. Y con la participación de los fieles escuchando las enseñanzas de la Papisa Cristina K sobre la doctrina del Mesías Néstor K. pidiendo siempre la intercesión de los Santos desaparecidos. El problema de esta inversión religiosa es ¿nuestra mandataria se cree la vicaria de Néstor en la tierra o es una puesta en escena? La verdad, cada vez creo con más fuerza que Ella se lo cree y por eso le pido al Señor (no a Néstor) que se apiádate de nosotros.

jueves, 26 de abril de 2012

El origen del Universo

 El “ Big Bang” se ha convertido en un concepto sobre el cual expertos y legos hablan por igual. En años recientes importantes des...

STAT VERITAS: El origen del Universo.

miércoles, 25 de abril de 2012

“Identidad de género” a un paso de su apresurada sanción


NOTIVIDA, Año XII, Nº 818, 24 de abril de 2012
Senado de la Nación

Los senadores firmaron el dictamen sin escuchar a nadie que se oponga a la Ley, sólo le dieron cabida a funcionarios y militantes LGBT. El 9 de mayo se trataría en el recinto. 

Por Mónica del Río

Se realizó esta tarde la reunión conjunta de las comisiones de Legislación General, que preside Ada Iturrez de Capellini (Frente Cívico por Santiago) y la de Población y Desarrollo Humano, que encabeza Norma Morandini (Frente Cívico Córdoba). Al comienzo de la misma Iturrez anunció que por falta de tiempo no iban a escuchar a nadie y que circularían el dictamen para la firma.   

La reunión de senadores convocada para la semana pasada se suspendió por la expropiación de YPF y en ésta no se permitieron oradores. Pero los referentes del colectivo LGBT tuvieron el privilegio de exponer ante los asesores y la versión taquigráfica de esa reunión se giró a todos los senadores.

Morandini dijo que proyectos como éste necesitan más tiempo para cumplir una “función educativa”. “El tiempo no es para demorarlos sino para hacerlos carne”. Con un objetivo similar, “lograr el cambio cultural”, los senadores Alfredo Martínez (UCR, Sta.Cruz) y Liliana Fellner (FpV, Jujuy) pidieron un nuevo plenario de las comisiones con participación de distintas organizaciones.

Usualmente los legisladores convocan especialistas para contar con más elementos de juicio a la hora de tomar su decisión, en este caso, curiosamente, lo harán a posteriori -con el dictamen firmado- buscando la aceptación social para la decisión que ya tomaron. Evidentemente, a ningún legislador escapa que una mamá se violenta si lleva a su hija a natación y se cruza en el vestuario del club con una “señora” con genitales masculinos que apenas cubre la toalla. Fuera del Congreso de la Nación cualquiera se horroriza pensando que un chico de 10 años podría ser sometido a terapias hormonales que fuercen los cambios físicos que en una mujer se dan naturalmente en la etapa de la pubertad. El “hombre de a pie” prefiere que le repongan las piezas dentales a la gente humilde en lugar de ponerle gratuitamente la prótesis peneana a una mujer que se “percibe” hombre.

El interventor del INADI presente en la reunión, celebró junto a los activistas LGBT la firma del dictamen.

lunes, 23 de abril de 2012

La Patria necesita un caudillo


Es urgente el reestablecimiento de la confianza en nuestra sociedad. Un pueblo sin confianza es presa fácil del escepticismo. Y detrás del escepticismo viene con una violencia arrolladora la esclavitud, porque el escepticismo nos inmoviliza y hace que entreguemos los negocios del Estado a quienes rapazmente están en las sombras y nos quieren de rodillas. ¡O no es lo que vemos todo el tiempo a nuestro alrededor! ¡O no escuchamos queja tras queja, vemos impiedad tras impiedad y nada sucede!

Nuestra historia esta llena de ejemplos de caudillos que han superado este sentimiento y le han dado al pueblo la confianza en el testimonio. Ellos han dicho y han hecho, y muchos entregaron la vida por hacer lo que dijeron. Este sacrificio es la mejor ofrenda que un caudillo puede hacer a su patria, porque de esta manera restaura y afianza la confianza del pueblo en el testimonio.

Muchos podrán pensar que la confianza lleva al sometimiento, pero no es así. En realidad, es la desconfianza la que lleva a la esclavitud porque nos inmoviliza, nos detiene y nos repliega sobre nosotros mismos. Un pueblo confiado reacciona rápidamente frente al enemigo pues “lo ve”. Un pueblo desconfiado no reacciona ya que esta desconfianza lo transforma en un pueblo apático y escéptico. La reacción española frente al invasor francés en 1808 fue la reacción de un pueblo confiado en su nuevo rey, era la reacción de un pueblo esperanzado en “el Deseado”. Y fue tal el alzamiento popular que años después llevó a decir a Napoleón que “el pueblo español se comportó como un hombre de honor”.

Para restaurar esa confianza no hace falta tener buenos gobernantes sino saber que nuestra historia esta forjada por héroes que han entregado su vida, ya sea de manera cruenta como incruenta, por los suyos, saber que en algún momento hubo personas que sí pudieron y lo hicieron, personas comunes que lograron romper ese letargo.

El problema más apremiante es que en la mente de las nuevas generaciones esto es casi imposible de comprender. Ellos viven inmersos en un mundo “de sospechas” donde nadie hace nada que no lo beneficie. ¡Hasta sus padres los consideran un “error de cálculo”! Pero si bien es verdad que en la actualidad es así, debemos enseñar que en el pasado no lo fue. Y para enseñar que en el pasado no fue así debemos primero convencer con nuestras acciones de que se puede ser coherente, se puede confiar. Por eso es imprescindible que en nuestra Patria nazca un caudillo que restaure la confianza de las nuevas generaciones en el testimonio y que enseñe, con sus sacrificios, que puede haber alguien que entregue su vida por el bien común. Esta es la urgencia que demanda la Patria. Así como, luego de la anarquía del año XX nuestro pueblo no confiaba en sus gobernantes y tampoco confiaba en que pudiera haber algún gobernante que trabaje para los demás, tuvo que surgir un hombre fuerte y decidido para restaurar esa confianza y dar una esperanza, hombre que no buscó el crédito entre sus pares para entregarse sino el deber patriótico para con Dios y para con sus semejantes. El caudillos es aquel que a pesar de tener a todo el pueblo en contra hace lo que debe hacer porque esta llamado a eso y logra, con ese sacrificio y ayudado por la Providencia, la restauración del pueblo en la concordia y la paz. 

Jacobo Timerman estuvo a favor del golpe de estado de 1976


DIARIO LA OPINIÓN cuyo director en ese momento era Jacobo Timerman expresaba en su tapa del 27 de marzo de 1976 la siguiente reflexión:

Si los argentinos, como se advierte en todos los sectores - aun dentro del ex oficialismo-, agradecen al Gobierno Militar el haber puesto fin a un vasto caos que anunciaba la disolución del país, no menos cierto es que también le agradecen la sobriedad con que actúan.



De una etapa de delirio, donde torpes y vanas figuras gritaban sus amenazas a voz en cuello, vivían en el desplante y la impunidad, o daban lecciones de moralidad exhibiendo sus encendedores o sus corbatas, la Argentina se abrió en pocos minutos a una etapa de serenidad de la cosa pública.

Porque las nuevas autoridades demuestran un pudor, un recato tan beneficioso para ellos como para su relación con los gobernados. No han añadido títulos pomposos y huecos al nombre de su Gobierno, ni lemas rimbombantes a sus objetivos; no hacen rendir culto a su personalidad ni se halagan con la propaganda. Y no se prestarán a ser incluidos en esa especie de álbum familiar del Poder que el semanario Gente ha dedicado a los altos funcionarios de todos los regímenes.

jueves, 19 de abril de 2012

"Identidad de Género" obtendría dictamen la semana entrante


NOTIVIDA, Año XII, Nº 815, 19 de abril de 2012

Senado de la Nación

“IDENTIDAD DE GÉNERO” OBTENDRÍA DICTAMEN LA SEMANA ENTRANTE

El plenario de comisiones previsto para esta semana se pospuso hasta el próximo martes -desplazado por la expropiación de YPF-. No obstante, funcionarios del INADI, del Ministerio de Trabajo y activistas LGBT expusieron ante los asesores.

Por Mónica del Río

El próximo martes a las 16 hs, en el salón Eva Perón, se reunirán las comisiones de Legislación General, que preside Ada Iturrez de Capellini (Frente Cívico por Santiago) y la de Población y Desarrollo Humano, que encabeza Norma Morandini (Frente Cívico Córdoba). En la reunión obtendría dictamen el proyecto de “Ley de Identidad de género” (Expte. 75-CD-2011), que cuenta con la media sanción de Diputados. El tema quedaría listo para llegar al recinto y alcanzar sanción definitiva (Vid Notivida Nº 814).

La reunión con los asesores

En la apertura, Rodolfo Garrone, jefe de asesores de la senadora Ada Iturrez de Capellini, manifestó que el bloque del Frente para la Victoria quiere emitir dictamen lo más rápido posible, para que el proyecto se trate cuanto antes en el recinto.

Martín Canevaro habló en nombre del INADI: “es pertinente y urgente la sanción de este proyecto de ley por parte del Senado de la Nación. Esta ley va a ubicar a la Argentina a la vanguardia del reconocimiento de los derechos humanos de las personas trans”.

El funcionario intentó dar respuesta a algunas de las objeciones receptadas, por ejemplo, “una persona heterosexual que quiere cambiar su nombre tiene que ir a la Justicia y una persona trans tendría el privilegio de hacerlo mediante un simple trámite administrativo”. Para Canevaro, la heterosexualidad per se no ubica a nadie en un grupo “vulnerado” y el INADI entiende que en ese caso “no hay discriminación”, mientras que la población trans necesita de “acciones afirmativas”, para “igualar los derechos”. O sea, para el INADI, no es discriminatorio que un trans pueda hacer lo que al resto de los ciudadanos le está vedado.

El segundo punto al que hizo referencia Canevaro fue el cambio de “identidad de género” en los menores de edad. Recordó que el proyecto “establece que las personas menores de edad tienen derecho a que se le reconozca su identidad de género y que ese derecho se puede ejercer sobre la base de su propio consentimiento, sobre la base del consentimiento de sus padres o representantes legales” y agregó que el proyecto de Reforma del Código Civil enviado por el Ejecutivo al Congreso dice que “las personas menores de edad, a partir de los 16 años, pueden decidir por sí mismas las intervenciones que tengan que ver con su propio cuerpo”. Concluyendo que sólo se adelantan un poco a esa situación.

La Dra. Matilde Cerruti, habló en representación del Ministerio de Trabajo: aseguró que desde el Ministerio buscan “agilizar la Ley” para facilitar el empleo de las personas trans. “Esta ley nos va a permitir erradicar de los ámbitos laborales toda discriminación por orientación sexual e identidad de género”, afirmó Cerruti.

Los activistas LGBT -que colmaban el salón y manifestaron en la puerta del Senado- narraron, en general, situaciones personales.

Diana Sacayán dijo que, al igual que otros travestis, ejerció durante muchos años la prostitución, pero que después de contactarse con líderes del activismo trans, consiguió trabajo en el INADI.

Marlene Wayar expresó “con la conquista de este continente hubo algunas personas que sufrimos, que quedamos en el silencio y fuimos expuestas a la ceración, a la muerte, y se nos carga con la culpa, con el pecado, con la estigmatización de la Iglesia”. Destacó que la actual presidente fue la primera magistrada que en un discurso oficial mencionó la palabra “travesti” y que las “reivindicó como luchadoras”.

Yanina Moreno reclamó, además de la Ley de Identidad de Género, “una indemnización por el cercenamiento de derechos que tuvieron durante toda su vida”.

Expusieron además Mauro Cabral activista transexual que ha trabajado en el Area Trans e Intersex del Programa para América Latina y el Caribe de la Comisión Internacional de Derechos Humanos para Gays y Lesbianas (IGLHRC por su siglas en inglés); Loana Berkins, coordinadora de  ALITT (Asociación de Lucha por la Identidad Travesti-Transexual); Esteban Paulón, representante de la FALGBT (Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans); Alba Rueda de “Cien por Ciento Diversidad y Derechos”; César Cigliutti de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina); Marcela Romero, coordinadora nacional de ATTTA (Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de la Argentina); Blas Radi, del “Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género” y un representante de la “Agrupación Nacional de Putos Peronistas