"La primera ley de la historia es no atreverse a mentir, la segunda, no temer decir la verdad" Su Santidad Leon XIII

lunes, 30 de abril de 2012

El progresismo kirchnerista última fase el neoliberalismo menemista


El adjetivo “vaciamiento” que tanto venimos escuchando últimamente no es entendido en profundidad. Para poder entender el “caso YPF” debemos conocer en perspectiva la historia argentina de los últimos 30 años.

Para empezar a exponer mis ideas voy a tomar como método dos conceptos del tan lúcido y destructor político y ensayista italiano, Antonio Gramsci, uno de los fundadores de la Nueva Izquierda, relectura del marxismo ortodoxo en el siglo XX, quien creía, y con razón, que las ideas-límite del liberalismo eran las ideas-fuerza del socialismo. Teniendo en cuenta esto, pasamos al origen y causa de gran parte de nuestras desdichas contemporáneas.

En 1982 cuando Domingo Cavallo era presidente del Banco Central estatizó la deuda privada externa y nos sometió a una dependencia que al día de hoy sufrimos. De ahí en adelante, vino el gobierno de Raúl Alfonsín, signo de apertura política a la democracia pero no muy ducho en las cuestiones económicas. De esta manera y con un cierto nivel de estabilidad en el sistema político argentino asumió Carlos Menem y es aquí donde quería llegar.

El neoliberalismo menemista de los noventa se transformó en la idea-fuerza del progresismo kirchnerista de la primera década del siglo XXI. Tienen una misma línea, aunque se deploren. Es más, esta guerra encarnizada entre ambos no es más que la lógica de una dialéctica imperialista que nos sigue carcomiendo las entrañas. Para ellos el caos es creador y hace avanzar a la historia. Por eso, ayer fuimos enemigos y hoy somos amigos y viceversa. En definitiva, son funcionales a un sistema que los supera.



Pero ¿cuáles son las ideas-límite del neoliberalismo menemista de las que parte el progresismo kircherista? El vaciamiento.

Las privatizaciones de la época menemista son la entrega de los recursos de los argentinos a manos extranjeras sin control alguno. La consecuencia lógica de tamaño acto es el vaciamiento de esos recursos.



La estatización de la época kirchnerista es la coronación de este acto de vaciamiento al tomar esos recursos vaciados sin castigar a quien los destruyo. Es más, cabe pensar que la gestión gubernamental es cómplice de dejar escapar a los culpables de este gran robo a la Patria. Algo así como lo que hizo Perón con la compra de los trenes a Gran Bretaña con el oro argentino depositado en Londres, cuando el sistema ferroviario no servía para mucho. Sino fuera ese el objetivo del progresismo kirchnerista entonces por qué no le quita la concesión a las multinacionales que realizan minería a cielo abierto en la cordillera de los Andes. ¡Porque estas empresas dan ganancias a los extranjeros y no como YPF que ya no! Los hechos hablan por sí solos.



En definitiva, desde la deuda externa, cuyo artífice fue Domingo Cavallo, pasando por la estabilización del sistema político con Alfonsín, la época menemista y kirchnerista son más que épocas gestionadas por mercenarios a sueldo que trabajan para los intereses foráneos.

1 comentario:

  1. Muy bueno!!!! es que no se entiende porque ahce 1 año estaban a favor de YPF Repsol y ahora de la nada se hacen los super heroes con la estatizacion...no se entiende, ademas de que ya se esta hablando de capitales franceses e ingleses....es para la gilada esto...tendrian que haber votado encontra en su momento.....es horrible ´porque genera emociones encontradas,m uno quiere que vuelva a manos argentinas pero no asi

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